Mal de muchos, fuera de agenda
La escasez de garrafas preocupa también a los uruguayenses
Por Santiago García
Mientras el kirchnerismo se empeña en desmentir las sospechas de corrupción, y algunos sectores de la oposición parlamentaria sólo piensan en el 2011, un problema azota a los más humildes. Se trata de la dificultad para conseguir las llamadas “garrafas sociales”. Este tema ultra sensible no está siendo debidamente atendido por la dirigencia política, y se agrava con la suba de precios desatada por la demanda.
En una ciudad donde un bajo porcentaje de la población tiene acceso al gas natural, la demanda de gas envasado es habitualmente mayor a otras ciudades. Por eso, conseguir este bien indispensable en Concepción del Uruguay se está convirtiendo en una verdadera hazaña. Como si esto fuera poco, los precios que se manejan para la garrafa de 10 kg, rondan los 30 pesos. Casi el doble de los irrisorios 16 que anuncia el Gobierno. Los habituales teléfonos que reparten a domicilio están saturados, y se impone recurrir a negocios de otros rubros que tienen un stock reducido y a precios más elevados. Sin embargo, con la llegada del frío, “hay días que no se consigue por ninguna parte”, dice Mabel, vecina de La Rural. Otros reclaman que “los que tienen alguna, se las guardan para cobrarlas más caras”, señala Néstor de Santa Teresita. Y lo más grave es que “para cocinar no hay remedio, porque la casa de última se puede calentar con leña”, agrega Mabel.
El súperministro de planificación de negocios, Julio de Vido, explicó que se trata “sólo de problemas puntuales”. Quiere decir que los cientos de miles que sufren la falta de este insumo básico, especialmente en la región centro norte del país, serían algo así como los tristemente célebres “daños colaterales”. Una vez más el discurso “nacional y popular” choca contra la incoherencia de un festival de subsidios para grandes empresas amigas, y una desatención de los problemas de los más humildes. La otra derecha, representada por gran parte de la oposición parlamentaria, está preocupadísima por la inseguridad y el manejo de la caja. Sólo un grupo minoritario de organizaciones sociales ha denunciado con firmeza esta situación e impulsa medidas concretas de protesta.
Cabe destacar que no sólo Concepción del Uruguay está padeciendo esta situación en Entre Ríos. Un informe del Diario UNO señala que una empresa exigía envases de un determinado color en la ciudad de Paraná. A su vez, en la ciudad de Concordia, el Diario Río Uruguay resaltó la denuncia de un grupo de vecinos por la escasez de garrafas, la posterior desmentida de las empresas, y la promesa de controles por parte del municipio. La problemática uruguayense se ve agravada porque el municipio, la provincia y la nación están destinando cientos de millones de pesos en obras cosméticas, pero tiene totalmente desatendidas las necesidades más básicas de los ciudadanos. Con los 120 millones del Puente a la Isla del Puerto, se podría resolver el acceso al Gas Natural de muchísimas familias, o subsidiar en el corto plazo el acceso a las garrafas sociales. Claro que eso dejaría sin su negocio redondo a las empresas amigas, y cerraría la puerta a jugosos retornos que se sospecha esconden las faraónicas iniciativas.
Mientras el mundial de fútbol ya es una ilusión del pasado, los uruguayenses se lanzan nuevamente a las calles a buscar el divino tesoro. No se trata de la juventud de Rubén Darío lo que persiguen miles de vecinos en motos, bicicletas y autos. Andan necesitando un poco de gas para cocinar por 15 días, un mes o un poco más, dependiendo de la cantidad de integrantes de sus familias. Este mal de muchos y consuelo para nadie, está fuera de la agenda de la politiquería que se acuerda del pueblo cada vez que lo necesita para sacarle las telas de araña a las urnas. Y eso que para el 2011 falta mucho todavía.
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