sábado, 19 de junio de 2010

Las prioridades cambiadas

Avanzan las “Mega Obras” en una ciudad abandonada


Las prioridades cambiadas



Por Santiago García



Mientras el Puente a la Isla y la Nueva Terminal son la obsesión del oficialismo uruguayense, la ciudad padece carencias vergonzosas que generan muchísimo malestar.


Los delirios estratosféricos en una escuela pobrísima de un tal Carlos Saúl Menem, ocupan quizás las páginas más tragicómicas de nuestra historia reciente. Aquel ex presidente, hoy comodín del kirchnerismo en el Senado, se atrevía a hablar de una Argentina primermundista con niveles de desocupación escandalosos. Su influencia en la clase dirigente fue tan grande (aunque ahora todos se hagan los distraídos), que todavía tiene quienes lo homenajean casi sin querer a diario.

El vicegobernador José Lauritto y el intendente Marcelo Bisogni, tienen la costumbre de hacer pomposos anuncios a una Concepción del Uruguay que les reclama lo básico. El proyecto más ambicioso de ambos, es el Puente a la Isla del Puerto. Esta obra con un costo de más de 100 millones de pesos, consiste en construir un enlace a una isla costera, con el objetivo de que la ciudad desborde de turistas. La empresa Lemiro Pietroboni ya recibió por lo menos 15 millones de pesos, y ha comenzado con la tala de árboles, avanzando con una obra que tendrá un impacto ambiental irremediable, y que para colmo es “poco viable” según reconocidos arquitectos uruguayenses.

Mientras tanto, del otro lado de la ciudad, existen barrios como Cantera 25 o San Isidro, que esperan la construcción de una Defensa Norte, que los proteja de la próxima crecida. O en La Rural , por ejemplo, que esperan el asfaltado de sus calles, que son intransitables en bicicleta. Ni hablar de los vecinos de San Vicente, “olvidados desde hace un Bicentenario” según reclaman, que viven en una cloaca a cielo abierto y esperan que de una vez por todas se concrete el entubado tantas veces prometido.

Otro de los emprendimientos que apoya el oficialismo local, es el “Mega Proyecto Turístico”. Bajo ese rimbombante nombre, se oculta la entrega de la manzana de la actual Terminal de Ómnibus, ubicada en el corazón de la ciudad, y la concesión por 50 años del Mercado 3 de Febrero, que es un histórico espacio recuperado para la cultura en pleno centro de la ciudad. A cambio de tamaña oferta, el municipio recibiría una Terminal Nueva, ubicada muy lejos del centro de la ciudad, y del lugar hacia donde crece Concepción del Uruguay. Para colmo de males, seguramente será un tinglado de muy bajo costo, como fueron construidas en Gualeguaychú y Gualeguay.
La empresa que presentó el proyecto, y tiene las mayores posibilidades de ganar la licitación, es Caballi S.A., propiedad de Miguel Marizza. Este empresario es un ex funcionario bustista y menemista, partícipe de la privatización de EPEER, procesado junto a Bastos, mano derecha de Dromi, por su accionar en Obras Públicas durante el menemismo. Esos son los “empresarios que vienen a invertir en la provincia”, al decir del gobernador Sergio Urribarri.

Lamentablemente, los uruguayenses vivimos otra realidad. Hay barrios como María Auxiliadora que no tienen agua durante todo el día en verano, y poca presión en invierno. Los vecinos del Viejo Basural sufren, por culpa de la falta de saneamiento, niveles de contaminación que provocan enfermedades y muertes. Otro tanto para Cristo de los Olivos, y hay una lista muy larga. Como en el Reino del Revés, donde “un ladrón es vigilante y otro es juez”, aquí las cosas están totalmente torcidas. Los funcionarios hablan del polo turístico y de la ciudad pujante, y nosotros pidiendo que salga agua de la canilla y se lleven la basura. Si no es mucho pedir.

Leer más...

¿Está todo bien?

Un análisis de 6,7,8


¿Está todo bien?

Por Ignacio González Lowy



Desde esta humilde sección de análisis sobre el trabajo de los “medios” de difusión y sus trabajadores, nos proponemos analizar qué es lo que tiene el programa 6,7,8 (canal 7, tv pública) que lo hace ser uno de los programas políticos más vistos y comentados de la televisión argentina.

Para el que no sepa de qué estamos hablando: 6,7,8 es un programa de análisis y discusión sobre el trabajo de los medios masivos de “comunicación”, que se emite por el canal 7 del Estado nacional. Originalmente se llamó así porque consistía en que 6 periodistas (en ese entonces conducidos por María Julia Oliván, que huyó y fue reemplazada por Luciano Galende) debatían por el canal 7 a las 8 de la noche. El programa es abiertamente oficialista y, en eso (nobleza obliga), no suelen andar con medias tintas: asumen la defensa del gobierno nacional y de todos los gobiernos provinciales y municipales que respondan a éste, sin importar en absoluto la procedencia, historia, ideología ni intereses económicos por detrás de los mismos.

En pocos años, a fuerza de retroalimentación en el resto de los medios oficiales (y de los medios “privados” pero dependientes de la publicidad oficial), este programa fue creciendo en popularidad e influencia. Militantes, dirigentes, periodistas e intelectuales kirchneristas comenzaron a tomarlo como referencia y a tomar de él la agenda y la línea para el análisis y la discusión del día a día de la política nacional e internacional. Sus ataques a todos los periodistas, intelectuales y dirigentes que no comulgaran con el kirchnerismo, hicieron mucho también para colocarlo en el centro del debate en un país que, cabe reconocerlo, no estaba muy acostumbrado que digamos a los debates políticos en la televisión.

Aportes

¿Pero qué es lo que hace que 6,7,8 haya pegado tamaño salto? Empecemos por los reconocimientos:
- 6,7,8, entre mucha carne podrida que tira y burdas operaciones de prensa que motoriza, también dice algunas cosas ciertas. Obviamente, teniendo enfrente a ciertos especialistas en la tergiversación y el periodismo sirviente de algunos de los intereses económicos más concentrados del país, como el grupo Clarín; no le cuesta mucho encontrar flancos débiles por dónde pegar, patrañas que develar, bochornos periodísticos de los que mofarse y comentaristas dinosaurios de los cuales diferenciarse.
- 6,7,8 incorpora a la agenda periodística temas que ésta hace mucho tiempo viene excluyendo. Lo hace con una línea oficialista y muchas veces simplista, pero lo hace. Temas que Clarín y compañía ignoraron olímpicamente durante siglos, 6,7,8 los pone sobre el tapete y con eso se gana muchos puntos en la consideración de un público harto de que la prensa le esconda buena parte de “la realidad”. De hecho: el programa ha hecho un buen aporte al descrédito de ciertos “periodistas” de renombre, frente a un público que solía “respetarlos” por el aura de seriedad que les daba la patente de “independientes” que les colgaban en las empresas privadas de difusión para las que trabajaban. 6,7,8 rompe con la idea de “neutralidad” y se asume como periodismo militante, y eso (en un país donde la hipocresía parece ser el rasgo distintivo del periodismo) es un avance.
- finalmente, 6,7,8 encontró cómo tratar los temas políticos de un modo ameno, dinámico, hasta entretenido; algo que no podrían hacer jamás, ni aunque lo intentaran con todas sus fuerzas, los picapiedras de Morales Solá, Mariano Grondona y Eduardo Van der Kooy.

Doble discurso

Ahora bien, y sin caer en acusaciones fáciles (como los supuestos sueldos exorbitantes de los panelistas o el paso por Clarín durante la dictadura del yo-me-rasgo-las-vestiduras Orlando Barone), también se puede decir que:
- 6,7,8 peca de una obsecuencia respecto del gobierno que llega a provocar náuseas. Parado en la idea de que hay que defender al gobierno, al que califican de “nacional y popular”, es capaz de minimizar problemas que si no ocurriesen en Argentina se considerarían gravísimos, y de burlarse de cualquier denuncia en vez de contestarla o ensayar un mínimo grado de autocrítica. Así, las coimas, el punterismo y el clientelismo, las mafias y el sindicalismo a espaldas de los trabajadores; todo se vuelve justificable, porque sospechar y aceptar cualquiera de estas denuncias es “hacerle el juego a la derecha”.
- 6,7,8, en ese mismo sentido, elude discutir los problemas reales. Cualquier denuncia contra el gobierno es desviada a una denuncia contra el denunciante, amparándose en que efectivamente muchas veces el denunciante es también un actor de prontuario non sancto. De este modo: si Clarín critica el costosísimo viaje a Sudáfrica de barrabravas en el avión en el que viajó la selección nacional, será porque TyC Sports ya no tiene el negocio de la televisión exclusiva del fútbol. Es muy probable que sea así; ahora: ¡los barrabravas viajaron en ese avión igual! Si Juan es un violador y Luis lo denuncia porque Juan no quiso comprar su silencio con $2.000; Luis será un extorsionador… ¡pero eso no exime a Juan de ser un violador!
- 6,7,8 reproduce el doble discurso del gobierno: acusa a Clarín de no permitir el debate real, pero tampoco lo permite. Así, 6,7,8 discute con TN acerca de cómo hay que hacer para pagar la deuda externa (si con las reservas del Banco Central o con otros fondos del presupuesto nacional), pero nada dice acerca del reclamo histórico de todos los movimientos del campo nacional y popular de suspensión e investigación del pago de la deuda externa ilegítima. Del mismo modo, el programa critica al multimedio por no haber cubierto la marcha de los pueblos originarios encabezada por Milagro Sala y diversas organizaciones oficialistas, el 20 de mayo pasado; pero no dice una palabra ni dedica una imagen a la marcha de los pueblos originarios que hicieron las organizaciones no alineadas con el gobierno nacional, el pasado 19 de abril.
- 6,7,8 se olvida de la historia cuando le conviene. El programa que hace bandera de la memoria, denuncia el modo en que los medios masivos no tomaron nota de los elogios de Bill Clinton a la economía argentina. ¿Se olvidan los periodistas progres, nacionales y populares, de lo que decían hace 10 años acerca de qué significa que un dirigente político yanqui del peso de Clinton elogie nuestra economía? Por las dudas, un ayudamemoria: neoliberalismo, dependencia, servilismo, cipayaje… ¿les suenan estas palabras?

Alegrías

Por último, un pedido. De repente, para los intelectuales y artistas que agrupa el programa, como panelistas y (muchas veces) como invitados, la vara para medir de qué lado está cada uno, ya no es izquierda/derecha, nacional/antipatria, popular/gorila, liberal/estatista; sino buena onda/mala onda. TN, por ejemplo, ya no es reaccionario, ni golpista, ni siquiera oportunista: es mala onda. El clima festivo que 6,7,8 busca instalar (como contraposición al clima de “crispación” y bronca que supuestamente inventa Clarín), con las fotos con el pulgar para arriba y la música de fondo de los Auténticos Decadentes o cualquier tema que diga que éste es un “beautifoul world”, es lamentable. No porque uno sea un amargo, pero sí da pena o bronca ver cómo olvidan estos muchachos que la alegría que reclamaba Arturo Jauretche o la ternura que recomendaba el Che, eran la alegría y la ternura en y de la lucha; no las de la complacencia, el mirar para otro lado y el “no te metás”. Porque si la tristeza puede ser una anteojera que no nos permite ver correctamente la realidad, la alegría forzada, impuesta y hasta fingida, más que una anteojera puede ser una venda… y huele mucho, pero mucho, al olor del famoso fantasma de “los ‘90s”.

Leer más...

martes, 15 de junio de 2010

No está muerto quien negocia

Detrás del “Peronismo Federal”

No está muerto quien negocia
Por Martín Tactagi


La reunión del peronismo federal volvió a juntar a los caudillos que vienen dirigiendo los cursos del país desde quince años unos y treinta otros. Se pelearon, se acusaron y volvieron a juntarse. Nada que una negociación no pueda arreglar. Río Bravo investigó quienes han sido los sectores empresariales que los acompañaron en estos últimos diez años para saber hacia dónde piensan llevar el curso del país si fueran gobierno en el 2011.
La reunión del peronismo federal realizada el 10 de junio del corriente, ha despertado toda clase de epítetos que van desde la descalificadora frase de Pino Solanas (“Dios los cría y el Diablo los junta”) hasta el fervoroso apoyo de los peronistas anti K. Es cierto que la reunión realizada en el despacho de Adolfo Rodríguez Saá, no sólo reúne una parte del pasado de la política Argentina sino también algo del presente y, probablemente, mucho del futuro. Por nombrar sólo algunos de los asistentes, mencionaremos a: Carlos Reutemann, Eduardo Duhalde, Mario Das Neves, Felipe Solá, De Narváez, Carlos Verna, Jorge Busti, Juan Carlos Romero, Ramón Puerta, Miguel Ángel Toma y, desde luego, Adolfo Rodríguez Saá.
Se podría decir que el arco opositor es bastante amplio, heterogéneo y federal. Sólo faltan dos nombres, hoy opositores, que quedarían bien plantados en la foto; Macri y Menem. El primero está negociando su ingreso al arco de opositores peronistas (pese a que Busti ya expresó su desacuerdo con la sumatoria del hombre PRO) y el segundo es el personaje político más denostado por los presentes en la reunión, aunque muchos fueron menemistas mientras el riojano fue una especie de semi dios argentino, e incluso la gran mayoría (Kirchner incluido) le deben cierto paternalismo político.
Ahora bien, lo que nos interesa de esta foto son los intereses que representan o supieron representar. Cuando se habla de elecciones, no sólo se habla de candidatos, también se habla de proyectos políticos económicos. Son los empresarios desde la sombra quienes pagan las campañas electorales para después percibir la retribución del Estado. Recordemos la anécdota de Reutemann cuando renunció a su candidatura presidencial en el 2003: “…cuando le pregunté a Duhalde quién ponía la plata, me contestó que me iba a enterar el día después de que asumiera. En esas condiciones no se puede ser presidente…” Así las cosas, un breve pantallazo de quiénes son los que están detrás del grupo en cuestión, tal vez nos ayude a saber para dónde iría el país si fueran ellos los ganadores del 2011.
El principal candidato por peso, historia y poder es Eduardo Duhalde. No sólo es quien puede ganar la madre de todas las batallas, o sea la provincia de Buenos Aires, sino que además es el padre del actual modelo económico. Fundador en el 2001 del “Movimiento Productivo Argentino”, donde se nuclearon sectores empresariales (como CAME y UIA), sectores del campo (FAA, SRA, CRA), partidos políticos y Raúl Alfonsín entre otros, se fue consolidando como el tejedor de una alianza política económica de peso. Desde entonces hasta aquí, la entidad viene desarrollando actividades y promoviendo los debates que deberían convertirse en políticas de la producción. Para esto, dicen desde su página Web, habría que retomar los ideales de la generación del ‘80 (Julio A. Roca) y construir un país sólido que inspire confianza a los inversionistas. Vinculado a este grupo están el ex ministro Lavagna, el ex gobernador de Bs. As. Ruckauf, Martín Redrado, Jorge Pedro Busti y Eduardo Buzzi, entre otros.
Busti fue el responsable del lanzamiento del Movimiento Productivo Argentino en Entre Ríos, el 15 de agosto del 2008, en el teatro 3 de febrero, en Paraná. En la oportunidad, Busti aclaró que la presentación del Movimiento no tenía intencionalidad política alguna, ya que no había elecciones a la vista. En plena lucha agropecuaria, lo que buscaban era no sólo diferenciarse de la política Kirchnerista - Urribarrista respecto al agro, sino establecer las bases de un edificio que hoy comienza a tomar forma en el tablero electoral. Busti no estaba mirando el 2009 como muchos pensaron sino el 2011.
El Movimiento también trazó lazos con la Asociación de Empresarios Argentinos que mantiene, desde el empresariado, una disputa fuerte con Kirchner. A diferencia de la UIA de Méndez, más vinculada al oficialismo, la AEA reúne a sectores cuya dependencia de las importaciones se ha visto perjudicada por las barreras impenetrables de Guillermo Moreno. En la pelea con el gobierno nacional, los empresarios se reunieron con el presidente de la corte suprema Lorenzetti, con el objetivo de obstaculizar la “ley de medios” impulsada por el oficialismo. Tras la reunión, Kirchner presionó al grupo tratando de aislar a su presidente Héctor Magneto, Ceo del diario Clarín y enemigo público de los Kirchner desde el 2005. La presión surtió efecto cuando los negocios que mantienen empresarios del grupo con el Estado comenzaron a tambalear. Así, el vicepresidente de la entidad, Luis Pagani, propietario de ARCOR y vicepresidente de AEA, estaría pensando en renunciar, mientras otras cinco empresas lo hicieron casi de forma inmediata: Cemento Loma Negra (ex Fortabat, hoy a cargo de un grupo brasileño de enorme peso, con contratos en la obra pública de Argentina), Gas Natural BAN, TBA (Concesionaria de trenes Metropolitanos), SANCOR (empresa láctea salvada de la quiebra por la intervención del gobierno en el 2007 con su vínculo con Venezuela) y PETROBRAS.
Pero pese a las deserciones, la entidad hoy representa a uno de los agrupamientos anti K de mayor peso económico en la Argentina. No obstante, los grupos económicos nunca se caracterizaron por comportarse como esposos fieles, sino por el contrario, el amor dura mientras la llama de los negocios esté viva. Esto explica la reciente reunión que Duhalde mantuvo con Carlos Pedro Blaquier (Ledesma), banqueros como Juan Bruchou (Citi), Guillermo Cerviño (Comafi), Gerardo Werthein (Telecom) y Adelmo Gabbi (Bolsa de Comercio); industriales como Héctor Méndez, Miguel Acevedo, Federico Nicholson, y el rabino Sergio Bergman. Como puede verse, entre los nombres cercanos al ex presidente Eduardo Duhalde están Héctor Méndez y Werthein, también cercanos al gobierno, de la misma manera que Gregorio Chodos (Cámara de la Construcción ) fuera miembro del Movimiento Productivo Argentino, hoy cerca del gobierno K (su hijo, Sergio Chodos, fue quien tuvo a su cargo el proceso de estatización K de los fondos del Anses). Todo hace pensar que frente a las elecciones, la mudanza de un bando hacia otro irá disminuyendo, ya que echada la suerte, cada grupo deberá apostar las fichas a su candidato.
Lo fundamental respecto a lo que rodea al grupo del Peronismo Federal está puesto en lo que expresó la devaluación del 2002: dólar alto, costos de producción bajos, y los deberes con los organismos internacionales bien hechos. En otras palabras, convertirse en gerentes eficaces de un sector de la economía agro exportadora que compita con precios bajos en el mercado mundial. Pocas diferencias con el gobierno actual, incluso mantendría mucho de los lazos establecidos por el gobierno. Si usted es peronista y en algún momento se ilusionó con medidas peronistas, quédese tranquilo que aquí no va a ocurrir nada de eso: las industrias privatizadas seguirán en manos privadas, el mercado del agro seguirá en manos privadas, la explotación agrícola seguirá el curso de concentración en pooles de siembra y la economía concentrada para administrar dichos negocios. Todos odian a Menem, ¿pero cuál es la diferencian que tienen con él?

Leer más...

lunes, 14 de junio de 2010

Una voz que rescata a las mayorías silenciosas de nuestra revolución

Palabras de una docente santafesina



Una voz que rescata a las mayorías
silenciosas de nuestra revolución

(Cuadro de autor anónimo, propiedad del Museo Histórico Provincial de Jujuy)


Queremos dedicar un espacio a compartir unas palabras acerca de la Revolución de Mayo escritas y dichas por una docente Santafesina. Se trata de la profesora María Rosa Peña, de la ciudad de Reconquista, quien tuvo a su cargo el discurso central del acto que se realizó en la Plaza 25 de Mayo de aquella ciudad del norte de Santa Fe.

Pueblo de Reconquista:
Llegó el Bicentenario de la Revolución de Mayo. Desfiles, banderas y fanfarrias. Y vendrán, por supuesto que deben venir, los épicos discursos a acariciar el pensamiento mágico de los argentinos. Y me resisto a hacer lo mismo.
Así que no me detendré a expulsar al alicaído Virrey, ni a resucitar pregones coloniales. No pintaré nuevamente el Cabildo, ni escribiré libertad con mayúsculas en forma prolija.
Prefiero transitar por los túneles, escuchando otras voces que vienen desde la recova. Pisar los adoquines de las calles porteñas, y detenerme frente a un criollo cansino que llega con sus bueyes desde el bajo.
No pretendo ser la voz del Cabildo.
Quiero estar cerca del puerto, blanqueando, con las lavanderas, las ropas en el río.
Mayo, en su situación fáctica y puntual del 18 al 25, la famosa Semana de Mayo de los textos escolares, fue una cuestión a resolver por la gente sana y principal del vecindario. Pero luego, cuando fue necesario difundir el ideario revolucionario, cuando fue menester chocar cuerpo a cuerpo con los realistas, aparece el pueblo, la chusma, el populacho, como decían las crónicas epocales.
Por eso inflexiono acá, para dar palabra a quienes no tuvieron voz, y para rescatar del pasado, la experiencia de las mayorías silenciosas o silenciadas. Para rendir homenaje a los otros hombres de mayo, a los revolucionarios que no se sentaron en la gran sala, y también construyeron el camino libertario.
Cuando preparaba estas notas, se me presentó aquel aviso de La Gazeta, donde un encumbrado señorito español, de los pocos que quedaban, reclamaba la huída de su esclavo, el pardo Ramón Agüero, describiéndolo como negruzco, joven, retobado y haragán. Nadie supo del pardo Ramón porque se había alistado en el ejército. Sí, el esclavo con cadenas, huyó de esa forma hacia la libertad. Dicen que lo vieron en el éxodo jujeño, empujando carros, ayudando a las cholas con sus llamitas, perros y gallinas. Consolando changos, y presentando gloriosamente batalla en Salta y Tucumán. Y cayó. Y quiero pensar que Tafí del Valle lo guarda en sus verdes laderas.
Este Bicentenario es para Usted, pardo Ramón.
Así en esta cuestión que me lleva a traer agitados fantasmas que tuvieron carnaduras como todos nosotros, quiero hablar de las mujeres revolucionarias.
Se sabe, que mujeres malas, existimos siempre. Por eso, cuando los ejércitos libertadores avanzaron, las deshonestas, las de moral tachada, las innombrables, se sumaron a la soldadesca con sus miserias, con sus delitos, y sus niños a cuestas. Eran sus hombres los que marchaban. Y ellas marchaban con ellos.
Fueron a la guerra. Y terminaron siendo las primeras enfermeras de la patria. Rompiendo sus enaguas, para transformarlas en vendas. Asistieron, consolaron y curaron a los soldados heridos. Y se desangraron partidas por la metralla.
Una, la terrible Lucía Montes, fue condecorada por su valentía y su defensa a la patria, con el cargo de Capitana del Ejército del Norte. Y premiada con una jugosa pensión que nunca cobró. Murió de frío, loca, pidiendo limosnas en las escalinatas de la Catedral Metropolitana.
Vaya entonces para Lucía Montes, enfermera argentina, capitana del ejército del General Belgrano, este Bicentenario. Ella, ¿lo escuchan?, ella dice: Presente!
Ni el pardo Ramón Agüero, ni Lucía Montes, participaron del debate del 22 de mayo. Ni sabían nada de la teoría de la Retroversión de la Soberanía. Jamás habían escuchado hablar del padre Suárez, ni de Rousseau. Y no leyeron Cartas Persas, porque eran analfabetos.
Pero él y ella marcharon, en su ignorancia, y en su mediocridad, como dirían los dueños de la historia. A luchar para ser nada más que libres, palabra primera, que vuelve hombres a los esclavos, a los despreciados y a los sumergidos.
Por todo esto, compoblanos, nadie crea, en este Bicentenario Revolucionario, que la libertad de nuestro país, donde todos tenemos el derecho a vivir con dignidad, es obra exclusiva y permanente, de vanguardias omniscientes o de elites ilustradas. El tesón de hombres y mujeres que construyeron el Mayo del año 10 es patrimonio de todos, del esfuerzo compartido, hombro a hombro, durante dos largos y difíciles siglos.
Y en este recorrido doloroso que empecinadamente transito, para recuperar la otredad de la patria, para que hablen los enmudecidos, y para nombrar los héroes del anonimato, no puedo quedarme en paz, si no digo que, en el aire democrático que respiramos en este Bicentenario, parte del oxígeno viene de otros olvidados, de cruces clavadas en la turba, en el sur, allá en Malvinas. Y de nuestros Veteranos, ex - combatientes de dientes apretados, a quienes la historia, los gobiernos, les deben las páginas de la gratitud.
La memoria y la historia de la Nación Argentina, se construyen con hechos, procesos, marchas, revoluciones, quiebres y contramarchas, que nos ocurrieron a todos. Sin magnificar a algunos y olvidar otros. La memoria es selectiva, y privilegia lo que se insiste, se escucha y se repite. Lo que se obvia, se sesga, se oculta, se olvida, se convierte en cenizas.
No nos convirtamos en un país de tres hechos gloriosos, ahogado por las cenizas de nuestros propios protagonistas.
Me queda por dejar explícitamente aclarado, que mi reclamo por los olvidados, no significa menoscabar y desvirtuar a los hombres consagrados por la historia oficial.
Nadie puede desprenderse en este día de Mayo, de la prestancia de don Pascual Ruiz Huidobro, el militar de mayor graduación en Buenos Aires, quien se plantó para depositar en el cabildo la Soberanía Popular.
Ni olvidar la calidad del voto revolucionario de Juan José Castelli, ni la magnifica locura del plan de operaciones de Moreno. Ni la valentía de Belgrano, que tira su jaqué de abogado y se uniforma, para ir al norte, al Paraguay, o a donde la Patria lo mandase.
Ellos están con nosotros desde siempre. Y renacen día a día. En las calles, los paseos, los viejos y los nuevos barrios, y en las arboladas avenidas. Convivimos, nos envuelven y nos contienen.
El mayor de los respetos con justicia, para nuestros héroes nacionales.
Termino diciendo, que a veces también sueño y futurizo. A pesar que dicen por ahí, que los profesores de historia, sólo nos regocijamos con los muertos.
Y en el sueño se me presenta la imagen, de que en esta misma plaza, y en este mismo lugar, dentro de 100 años, habrá alguien, que al hablar de los tres siglos de la Patria, pueda decir, sin penas ni olvidos, que el Sol de Mayo, sale para todos.

Leer más...

domingo, 13 de junio de 2010

Doscientos otoños y un solo grito (Segunda parte)

Qué hay de las huellas multicolores de 1810 en este año 2010

Doscientos otoños y un solo grito

Por Daniel Tirso Fiorotto

Publicamos hoy la segunda parte de esta nota, donde el autor rescata la figura de Bartolomé Zapata y recuerda la lucha por tierra y libertad en nuestra Entre Ríos de 1810.


Librados al capricho

Hay una difundida columna del estudioso paranaense Rubén Bourlot que nombra “zapatismo entrerriano” a la rebelión encabezada por Bartolomé. Y se detiene en esos fuegos antiguos que volvieron a arder a fines de 1810 y no se apagan.
Más de un autor, incluido Pérez Colman, subrayan la actuación del caudillo incipiente, y ediciones recientes vuelven los ojos a Bartolomé. En su obra “Entrerrianías”, el periodista Mario Alarcón Muñiz aborda sus luchas y también las advertencias previas de Rocamora en torno de la tierra.
Hace pocos días este periodista llamaba incluso, en un acto público en el museo Leguizamón, a revalorizar a Zapata en febrero de 1811, cuando se cumplan los 200 años de la reconquista de Gualeguay, Gualeguaychú y Concepción del Uruguay, en la arremetida criolla contra los realistas que habían hecho pata ancha en Montevideo. El texto de Alarcón, que conoce bien Gualeguay, recuerda la disputa de Rocamora con el cura Fernando Andrés Quiroga y Taboada por la ubicación de una capilla, en la que salió victorioso el comisionado.
Claro, después de 220 años los gualeyos advierten hoy, dice el periodista, que el lugar que proponía el cura no se inunda, a diferencia del emplazamiento que impuso Rocamora, condenado a padecer las consecuencias de las crecidas del Gualeguay, y peor cuando se encuentra frenado por el Paraná en alza.
Pero volviendo al asunto, señala Alarcón que el plan económico de Rocamora “abordó con lucidez y valentía el problema de la tenencia de la tierra, exponiendo ideas absolutamente nuevas para la época. Durante su reconocimiento del territorio el comisionado había observado que los pobladores no eran propietarios de las tierras que ocupaban, pertenecientes a grandes latifundistas”.
Luego enumera los pocos dueños de tierras en el sur, las ambiciones de los españoles de Santa Fe, las extensiones adquiridas por la Compañía de Jesús, las estancias concedidas por el cabildo de Yapeyú, las mercedes de tierras otorgadas por la corona a residentes de Buenos Aires que nunca pisaron estas tierras... “Rocamora se encontró con colonos que trabajaban y vivían en esos campos, pero por falta de títulos de propiedad y sin permiso alguno corrían riesgos de desalojo, acto por entonces y registrado en perjuicio de una veintena de familias ocupantes de tierras de García de Zúñiga, mientras otras eran también víctimas de intimaciones, expulsiones y algunas tropelías”, recuerda.
Elsa Vignola acaba de publicar la obra “El grito de Mayo en Entre Ríos”. Allí dedica varias páginas a Zapata, y antes a la situación social de este territorio. Dice del sur entrerriano y en referencia precisa a Gualeguaychú: “el progreso de esta Villa se vio entorpecido por los conflictos surgidos con los grandes terratenientes. El antagonismo se inicia al no solucionarse el problema de la distribución de tierras a los vecinos que habían abandonado las propias para instalarse en las villas, y al no cumplirse la promesa de entregarles otras en compensación”.
“Estas poblaciones libradas al capricho de los poderosos, fueron anidando sentimientos de enemistad hacia los representantes del poder español, de modo tal que producida la Revolución, los criollos se identificaron inmediatamente con los ideales de Mayo”.
Coinciden Gianello y Pérez Colman.

Elsa Vignola de Couchot cita a Leoncio Gianello y a César Blas Pérez Colman. Tanto lo que afirman estos investigadores como la actitud misma de Vignola, al rescatar de esos autores estos fragmentos en particular, abonan la teoría de la gravitación del problema de la tenencia y el uso de la tierra, ese hilo que enhebra la historia y la geografía enteras de Sudamérica, de la Argentina, y de la Banda Oriental del Paraná, es decir, Entre Ríos y Uruguay, hasta el día de hoy.
Por eso, una noche que disertó en Paraná cierto joven doctor porteño con aires de sabiondo (dando cátedras sobre los graves problemas argentinos y ofreciendo soluciones a la crisis), y ante una pregunta sencilla respondió que al tema de la tierra no lo tenía estudiado, algunos del auditorio se cruzaron por lo bajo un “bueno, vaya y vuelva cuando estudie”. (Hoy es legislador nacional por el oficialismo).
Pero leamos a Gianello: “la incertidumbre en que vivían gran parte de los pobladores con respecto a la tierra que estaban trabajando y cuya propiedad alegaban poderosos terratenientes vinculados a las autoridades virreinales que amenazaban desalojarlos; el aislamiento de la región, la falta de conexión directa con la autoridad central eran factores de un acendrado particularismo que se convertirían en anhelo de autonomía gubernativa”.
Y a Pérez Colman: “ningún factor gravitó tanto en la opinión pública, como el que engendró la lucha librada por los pobladores a fin de no ser desplazados de sus posesiones. Por ello la aspiración por el logro de la autonomía gubernativa asumió los caracteres de una pasión popular”. Y termina entonces Vignola: “como vemos, nuestros paisanos identificaron la patria con la tierra, de ahí su ardiente defensa aún a costa de sus vidas”.

Biondino lo subraya

El investigador Claudio Biondino, en una tesis publicada en 2006 buscó explicar mejor a los caudillos, analizando el contexto en que debió desenvolverse Bartolomé Zapata.
Dice Biondino: “a partir de 1760 es posible distinguir, a grandes rasgos, dos grandes corrientes colonizadoras que se dirigían hacia la frontera oriental (en esta Entre Ríos), una proveniente del Paraná y la otra de Buenos Aires. La primera estaba compuesta, en su mayoría, por grupos familiares provenientes de Santa Fe y de la ‘Bajada’ (actual ciudad de Paraná) que buscaban aprovechar las tierras fiscales disponibles -aunque posteriormente algunos poderosos hacendados descendientes de conquistadores, sobre todo santafecinos, esgrimieron títulos que aparentemente los habilitaban como propietarios de esas supuestas tierras fiscales-.
La segunda corriente se componía, en cambio, de comerciantes y hacendados más poderosos, quienes buscaban acaparar tierras para explotarlas directamente o para poseerlas como propietarios ausentistas. El ‘choque’ de ambas corrientes resultó conflictivo a lo largo de toda la frontera oriental entrerriana”.
El aporte con criterios nuevos que hace Biondino nos resultó pertinente para entender a la Entre Ríos de 1810, y como se ve, no hay que forzar nada para señalar la tenencia y el uso de la tierra como el eje de los problemas más hondos y antiguos de la entrerrianía.
Repasa Biondino la relación del caudillismo con instituciones formales de la época, pero avanza en otro aspecto más original: la relación con instituciones informales.
Esto le permite refutar la idea más o menos generalizada de que entonces existía aquí una suerte de desierto con personas o familias individuales, sin conexiones. Biondino sostiene que sí había sociedad, en la región entre el Gualeguay y el Uruguay a fines del siglo XVIII y principios del XIX. Que los caudillos estaban insertos en toda una trama social. (Y nos detenemos en esa zona precisamente porque estamos haciendo foco en el gualeyo Zapata).
Las ideas de la barbarie, del más poderoso sojuzgando a los más débiles, o del “estado de naturaleza” en que los individuos están desligados, quedan así desacreditadas.
Muchos estudiosos todavía están en deuda con el abordaje de esa fuerte trama social, económica y cultural, que se desarrolló en el sur entrerriano, en zonas hoy deshabitadas, como puerto Landa (Costa Uruguay Sur) o Puerto Ruiz (sur de Gualeguay), y que necesariamente debieron dejar costumbres, hábitos, lazos socioeconómicos, distintos a los presentados en investigaciones sobre la época.
Los datos aportados por historiadores de Fray Bentos y Gualeguaychú sobre todo ese mundo de gran movimiento económico y social, y harto contrabandista, no parecen considerados todavía en las miradas desde Buenos Aires.
La historia de la Soriano entrerriana, por caso, y su traslado de nuestra provincia a la Banda Oriental, con un interludio en la isla Vizcaíno, ofrece un entramado para evaluar las relaciones políticas y sociales muy anteriores a 1800 que difícilmente se perdieran del todo hacia los tiempos de la revolución.
También vale revisar cómo se desarrolló La Redota, el éxodo de los orientales para instalarse en el Ayuí entrerriano, como respuesta al pacto de Buenos Aires con Montevideo que dejaba a la Banda Oriental y parte de la actual Entre Ríos bajo dominio realista. Porque jamás puede entenderse una respuesta política y social de esa naturaleza en una sociedad desarticulada.

Tierra para tironear

Ahora, ¿qué movía en el fondo a Bartolomé y sus pares? Los estudiosos señalan que gracias a la presión de los portugueses en estas regiones, las autoridades españolas habían empezado a ver que no les convenían las grandes estancias sino la población lisa y llana del territorio. Y que eso se sumaba a tendencias del despotismo ilustrado a establecer reformas en la tenencia y limitar las propiedades extensas.
En forma indirecta, la presión de afuera perjudicó a los terratenientes, mayormente santafesinos, y en menor medida bonaerenses. Y fue el propio Tomás de Rocamora el que llamó la atención respecto de lo que consideraba una injusticia: mezquinar tierras al pobre vecino. En las palabras de este criollo nicaragüense pueden encontrarse algunas semillas de la rebelión. Porque son muestras del inconformismo que podía registrarse en los entrerrianos del sur.
Había arraigo, había relaciones sociales, había reciprocidades, había conflictos entre barrios, había influencias de poderes mayores (Buenos Aires, Santa Fe, Montevideo); había autoridades civiles, autoridades militares, autoridades de la Iglesia… Se habían formado milicias para distintos conflictos (con los ingleses, con los aborígenes del chaco, con los portugueses…).
Y todo mucho antes de 1810, e incluso antes de la “fundación” de Gualeguay
Biondino subraya esos intereses contrapuestos de Buenos Aires y Santa Fe, que tironeaban para quedarse con el territorio entrerriano, y luego insiste en otras disputas paralelas y no menos importantes: “el conflicto entre los grupos de pastores-labradores y los hacendados más poderosos -como Wright y García de Zúñiga, por ejemplo-.
Los últimos buscaban imponer arriendos o trabajos, o incluso expulsarlos a los primeros apelando a derechos de propiedad sobre las tierras que los campesinos ocupaban. También en este caso los pobladores se apoyaron en autoridades superiores -como la de Rocamora- para proteger sus intereses, debido a que la Corona estaba interesada en asentar poblaciones y no grandes propiedades en la zona, a fin de protegerla de los avances portugueses”.
En otro párrafo da ejemplos y coincide con Gianello y Pérez Colman: “Hacia 1770 se establecieron en diversas rinconadas entre el Gualeguaychú y el Arroyo Yeruá, sobre todo en las inmediaciones del Arroyo de la China, unos 40 vecinos y un número no determinado de indígenas que se dedicaban a tareas agrícolas y pastoriles. Hacia mediados de esa década, arribaron al Arroyo de la China otras veintitrés familias de labradores expulsadas de la zona del Gualeguaychú por los poderosos hacendados de aquél lugar”.
Antes del año 1800, y también en los tiempos de la Revolución se constata un problema: la tenencia de la tierra. Y resultó que los pequeños hacendados coincidieron, en un punto, con el interés del gobierno (teórico en parte, y sólo interpretado por unos pocos), que necesitaba poblar, y esto generaba una tensión. Así, dada la crisis, cada cual iba a mirar qué convenía a sus propósitos.

Los de abajo iban por más

También es cierto que el propio Bartolomé Zapata reconoce ante la Junta que debió frenarse él mismo y contener a sus pares, porque la indignación de los criollos era tanta que podía desencadenar una sangría. “Hubiera mi gente empapado sus armas en la sangre de estos rebeldes, monstruos de ingratitud, crueles e inhumanos, hubieran incendiado sus hogares, hubieran saqueado sus casas, hubieran, en fin, equilibrado el castigo con el rigor con que ellos se comportaron”, dice Bartolomé, y gracias a que conocía a sus vecinos los contuvo “dentro de los límites de la más justa conmiseración”.
El estudioso Nadal Sagastume también pone el acento en el respeto de Zapata a los “bienes ajenos”.
No podemos saber, claro, qué hubiera ocurrido sin esa “contención”. Y qué hubieran dicho en otro caso los estudiosos modernos, que parecen valorar hoy la prudencia que Zapata reconoce como un mérito, y al mismo tiempo aceptan el fusilamiento de Liniers como una necesidad.
La carta a la Junta dice que los gualeyos querían ir por más, y que al mismo Zapata se le saltaban las ganas. Y los autores podrían especificar a qué se debía en principio el extremismo de los europeos. “No es exageración –dice Zapata-. Ni entre la villa ni en sus inmediaciones se permitía un solo criollo. Si divisaban alguno, aunque fuera de lejos, buscaban igual proporción que la que se busca a un pato para asegurarle el tiro”.
¿Por qué esa actitud tan hostil de los europeos? ¿Y por qué el espíritu de los criollos, dispuestos a más, si no es en virtud de los maltratos que sufrían como respuesta a sus reclamos por la tierra? Queda, sí, la impresión de que algunos gualeyos pudieron ser más “zapatistas” (en el sentido actual) que el propio Bartolomé. Y lo decimos sólo como una suposición, para agradecer a los historiadores que nos busquen más elementos de juicio.

Leer más...