sábado, 10 de julio de 2010

El curioso progresismo económico de los Kirchner

Actualidad


El curioso progresismo económico de los Kirchner

Por Martín Tactagi


Una vez conocido, el incremento patrimonial del matrimonio presidencial ha causado desde pasmo hasta indignación. No es para menos, tras una semana agitada de debate parlamentario sobre el aumento jubilatorio del 82 % móvil, donde el oficialismo negó la posibilidad de otorgarlo por falta de fondos, el recuerdo obligado fue el de Norma Plá y las lágrimas de Cavallo saliendo de su residencia fastuosa en Capital Federal.

A principios del siglo XX, tras un período relativamente breve de tres décadas, W. Dilthey desarrolló un pensamiento que sería clave en las nacientes ciencias sociales; “ponerse en lugar del sujeto para comprenderlo”, con lo cual, la ciencia del espíritu (tal como se la llamaba entonces) se alejaba del concepto “explicar” de las ciencias positivistas. Pasó nada menos que un siglo desde entonces y aún hay quienes nos preguntamos cómo los Kirchner, siendo multimillonarios, pueden comprender a un pueblo con el 31 % bajo la línea de pobreza y el 12% bajo la de indigencia. Curiosidades de la Argentina.
Una vez conocido, el incremento patrimonial del matrimonio presidencial ha causado una multitud de sensaciones, que van desde el pasmo hasta la indignación. No es para menos, tras una semana agitada de debate parlamentario sobre el aumento jubilatorio del 82 % móvil, donde el oficialismo negó la posibilidad de otorgarlo por falta de fondos, nos trae a la memoria el recuerdo de Norma Plá y las lágrimas de Cavallo saliendo de su residencia fastuosa en Capital Federal.
En el último año los Kirchner vieron crecer su patrimonio de 46 a 55,5 millones de pesos, es decir un 20 %. Y desde su ingreso a la casa rosada en el 2003 hasta la fecha, el incremento fue de un 710 %. Lejos quedaron aquellas épocas de miseria, cuando en el haber sólo contaban con 6,8 millones de pesos. Una rápida ojeada a los veinticinco años de vida económica del matrimonio hasta su llegada a la presidencia, nos permite comprender que ni la 1050 de la dictadura, con la cual Kirchner, un exitoso abogado, compró 21 viviendas de víctimas de remates de deudores hipotecarios por el plan económico de Martínez de Hoz, ni su intendencia en Río Gallegos, ni su período de gobernador de Santa Cruz; le han procurado las riquezas que conquistaron en 6 años de ejercicio presidencial. Vale decir, no hubo ni habrá mejor negocio que ser presidente; por lo menos para los Kirchner.
Pero para ser honestos, no todos los presidentes son tan buenos comerciantes. Del otro lado del río Uruguay, el Pepe Mujica presentó un patrimonio de 2.000 dólares, según la tasación de su escarabajo blanco modelo ‘84. Por curiosidades del destino, ni éste hombre que fuera miembro de la guerrilla Tupamaro en la década del ‘70 ni Kirchner, que por esa época “juntaba el montoncito para ser presidente” con la 1050, se miraron los patrimonios a la hora de estrecharse las manos en pos de negocios políticos en común. El Pepe y Néstor, esos que hace treinta años tenían posiciones tan disímiles, uno enrejado por quince en el Uruguay por guerrillero, mientras el otro hacía negocios acá con la dictadura y Martinez de Hoz. Dos caminos distintos que sólo pudieron juntarse por la adaptación de Mujica al SXXI.
Muchas fueron las repercusiones en el mundo que tuvo el aumento patrimonial de los Kirchner, entre ellos la del periódico El País de España, que no olvidó señalar el primer puesto en corrupción entre los países del cono sur que nos otorgó la organización Transparencia Internacional. Aquí cabe señalar otro fenómeno curioso. Mientras el argumento fundamental del gobierno para pagar la deuda de la dictadura es la pretendida imagen que queremos exhibir en el exterior para traer nuevos inversores, ¿no se les ocurrió que su propio patrimonio podía resultar negativo como imagen? ¿Que la posesión de secretarios millonarios como Rudy Ulloa Igor, de ministros como De Vido, o de funcionarios como Jaime, podrían generar algo de desconfianza en los inversores? ¿Se justifica seguir pagando la deuda externa con el del 82% móvil, con el aumento de los salarios y de la asistencia social?
Si usted es jubilado y cobra 895 pesos por mes, si es docente y cobra 2.200 pesos por mes, o si trabaja en la administración publica y cobra 2.300 pesos por mes, piense, haga un cálculo rápido en porcentajes, y calcule cuánto creció su patrimonio en los últimos seis años… ¿lo hizo? Como acaba de comprobar, ni usted ni yo somos tan buenos en los negocios, ¿se da cuenta por qué es tan interesante el fenómeno Kirchner? Porque a pesar de las diferencias que nos separan, nos sigue “comprendiendo”. ¿Se refería a esto Dilthey hace cien años cuando decía “comprender al sujeto poniéndose en su lugar”? Tal vez fue eso lo que ocurrió hace treinta años, en la dictadura, cuando trabajaban de abogados cobradores con la 1050… se estaban preparando para “comprendernos” mejor.

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