sábado, 28 de agosto de 2010

Un valioso trabajo acerca de la cuestión nacional

Poder-Guerra, de Beba Balvé

Un valioso trabajo acerca de la cuestión nacional
(Por Claudio Puntel)


Poder - Guerra se llama el último libro sobre el que trabajó Beba Balvé. Fue llevado a la imprenta por el Colectivo Cicso en enero de este año, pocas semanas después del fallecimiento de su autora, quien en 1966 había fundado el Centro de Investigaciones en Ciencias Sociales. El trabajo, subtitulado Acerca de la cuestión nacional, analiza y explica el problema del poder desde los puntos de vista de las políticas de dominación de los imperialismos y las clases opresoras y de las políticas de liberación de las clases explotadas de los países dependientes.


“Hoy matan los misiles y el hambre” (Beba Balvé)

“Muchas cosas te van a sorprender de este libro”, dice en un correo a Río Bravo, Beatriz Balvé, hermana y compañera de Beba en la investigación y en la lucha. Y no se equivoca, pues es sorpresa – justamente – una de las sensaciones que provoca la originalidad de algunos planteos y conceptos descriptos y explicados con sólidos argumentos científicos y anclaje en la realidad.

La sorpresa no es provocada por lo “novedoso” de conceptos inventados desde un snobismo intelectual; sino por lo contrario: por poner frente a nuestros ojos los hechos que conocemos y explicarlos teniendo en cuenta aspectos y lógicas paciente y perversamente ocultadas, escamoteadas, disfrazadas y tergiversadas por las clases dominantes.

Toda la indagación del libro toma como dimensión la noción poder, “el poder es una relación de lucha”, explica la introducción. Una parte sustancial de esta lucha es la guerra, la política llevada a términos militares. Los trabajos que acá se publican ahondan en las raíces económicas y sociales de los fenómenos políticos. Estudian la formación económicosocial en la que vivimos dando especial interés al desenvolvimiento histórico de sus contradicciones.

El momento actual

En el primer capítulo, Imperialismo – Dinero- Guerra, Balvé caracteriza la crisis actual como un período en que “se combinan dos factores: la crisis de superproducción y el reinado del capital financiero usurario que vive de los bonos y la Bolsa, en un momento de gigantesca explotación de la clase obrera y expropiación de sus condiciones materiales de vida, que conduce a millones a la miseria, ahora consolidada”. Este enfoque es un gran aporte para dedicarnos a estudiar hechos recientes. Por mencionar uno, la lucha de los obreros de Kraft-Terrabusi; el modo en que actuó la patronal imperialista, ajustando en los países dependientes al mismo tiempo que absorbía otras empresas; el papel que jugó el estado desde sus distintos estamentos (Ministerio de Trabajo; Poder Judicial; Fuerzas Represivas); la forma en que es mostrado por la prensa del régimen, etc. “Se ha agudizado la contradicción capital-trabajo y exacerbado la contradicción imperialismo-nación, pasando a ser ésta la dominante en una guerra donde el enemigo es la clase obrera y los pueblos”.

San Vicente – Ezeiza

Un ejemplo es el tratamiento que hacen de los acontecimientos de 2006 cuando trasladaron los restos de Juan Domingo Perón desde la Chacarita hasta el mausoleo en san Vicente. Muchas cosas habían ocurrido aquél día; entre ellas un acto multitudinario con la participación de sindicatos y dirigentes políticos, la presencia de “miles de argentinos portando banderas, fotos, escudos e imágenes de Perón”, que a lo largo de kilómetros acompañaron “lagrimeando de emoción” y “saludan y vitorean la marcha”. Sin embargo, estos hechos no fueron mostrados por los medios de comunicación del sistema. Estos medios se encargaron de difundir “la imagen de un asistente empuñando un arma y disparando, mientras en off un locutor machacaba con la violencia desatada” e imponiendo ese hecho como símbolo de la jornada, “en un acto de terrorismo ideológico”.

Este análisis, incluido en el último capítulo, titulado Peronismo y Movimiento Obrero, La Lucha Continúa, compara el acto de San Vicente con el de Ezeiza en 1973. Ambos actos coinciden en que el “espectáculo organizado por los ‘servicios’ ante el ‘hecho político’ de la CGT y las ‘62’ (…) no sólo afectó a peronistas sino que afectó al pueblo argentino todo, con la complicidad y silencio de los cuadros políticos”. El episodio de San Vicente es otro de los fenómenos que evidencian cuánto se ahondó el “divorcio entre el pueblo” junto a su historia y “la superestructura político-jurídica”.

Beba




¨Soy argentina y lucho para esta Argentina que para mí, es la clase obrera, en activo y en pasivo. La única clase nacional¨, se describió Beba Carmen Balvé. Basta esta frase para iluminar la coherencia y consecuencia de todos sus actos. Había nacido en Rosario en 1935. “Llegué a este mundo para armar quilombo y darme cuenta también de que estamos llenos de contradicciones”, comprometida con esta definición marchó junto al pueblo trabajador, primero desde las filas del socialismo, luego prestando apoyo y colaboración a la resistencia peronista.
Sus trabajos como investigadora y socióloga también son pasos gigantescos en esta marcha. En 1966 fundó el Cicso, para desarrollar un generoso programa de investigación que se fue concretando en obras como el siempre vigente Lucha de calles. Lucha de clases y De protesta a Rebelión, escrito junto con Beatriz.
Falleció el 11 de diciembre de 2009. Como escribió Aurora Giribaldi, partió sin rendirse, “desear que descanse en paz sería casi un agravio”.
Poder – Nación es la cristalización de esa marcha que continúa de la mano del Colectivo Cicso (Claudia Guerrero, Héctor Santella, Beatriz Balvé, Javier Varela, Matías Feito y Esteban Pilili) que sigue firme en el convite de Beba: “Pongámonos en marcha y tomemos el problema en nuestras propias manos porque ya es un problema de todos los argentinos”.

Página web de Cicso: http://www.cicso-arg.org/
Mail: cicsoar@yahoo.com.ar

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jueves, 26 de agosto de 2010

Miguel Neira: “Hace falta una política de transporte seria”

Las deudas de la reactivación ferroviaria

Miguel Neira: “Hace falta una política
de transporte seria”

(Por Santiago García)



No hay mejor lente que la mirada de un obrero, para conocer el pasado, presente y los posibles futuros que le deparan al ferrocarril. Con esa convicción, Río Bravo viajó hasta Basavilbaso para conversar con Miguel Neira. Este conductor de locomotoras, periodista y amante del tango (entre tantas facetas), nos avivó la ilusión de que ese gigante que está dormido se puede despertar.


En el corazón de la provincia se erige la ciudad de Basavilbaso. Nacida alrededor de la estación Gobernador Basavilbaso, fue inaugurada con el paso del primer tren un 30 de junio de 1887. Cuna del cooperativismo agrario y de gauchos judíos como los de Gerchunoff, hoy depende mayoritariamente de la actividad del Frigorífico Avícola Basavilbaso (Faba). Sin embargo, la industria ferroviaria supo ser el motor del pueblo, y su cierre dejó marcas muy pesadas que no permiten olvidar el daño que se ha hecho. Uno que sabe y mucho de estas heridas es Miguel Neira. Este obrero, tercera generación de ferroviarios, nos destejió entre mate y mate los nudos de una historia que aún no termina. "Soy un conductor de locomotoras de 55 años, y dependo de lo que supo ser el Ferrocarril Urquiza, hoy Ferrocarril Mesopotámico", fue su carta de presentación.


Fundador de pueblos
"En estos pueblos ferroviarios que nacieron al calor del ferrocarril, heredamos la profesión de nuestros padres, y ellos de nuestros abuelos", destacó con orgullo. "Somos de tercera y cuarta generación de ferroviarios. Esto tiene mucha significación para nosotros: simbólica y sentimental". Habla en forma pausada, dejando en claro que lo que tiene que contar requiere atención. "Argentina era una nación desolada, y por eso nacieron los trenes. Entre Ríos tenía más de 1500 kilómetros de ramales. No había lugar en nuestra verde provincia donde el tren no llegara". Otro tema que destacó Neira es "la importancia que tenía el tren para los puertos de Diamante, Concepción del Uruguay, Gualeguaychú", entre otros. Pero uno de los puntos más importantes que hay que considerar, es que "había aproximadamente, alrededor de 600 empleados aquí en la ciudad, dependientes de todos los sindicatos". Sobre la organización de los trabajadores, Neira explicó que "La Fraternidad es el más antiguo, de 1887, que agrupa a los conductores de locomotoras. Luego viene La Unión Ferroviaria que contiene y asiste a los obreros de la vía, comúnmente llamados Catangos, los sacrificados Catangos. Se trata de personal de estación, y todo el personal que tiene una relación indirecta con los trenes, con la marcha y la formación. Después Apedefa (Asociación del Personal de Dirección de Ferrocarriles Argentinos), que son los jefes. Digo son, porque aún existe este sindicato. Y había otro más pequeño que era la Asociación de Señaleros Argentinos. En una época las 4 representaciones sindicales estuvieron en la ciudad", comentó.

El plan maligno
Cuando llegó el momento más amargo de la entrevista, el gesto se volvió rígido, y ni el agua del mate pasaba por la garganta cerrada de bronca. Respecto del cierre de ramales, nuestro ferroviario resaltó que "fue muy duro, considerando que una de las industrias más grandes que ha tenido la Argentina es el ferrocarril. En nuestra ciudad, hubo importantes talleres, gran estructura geográfica, y por algo nos han puesto el mote de capital provincial de los trenes", destacó con el orgullo que corresponde. "Desde Basavilbaso se abre el ferrocarril de Norte a Sur y de Este a Oeste del país", agregó para después insistir en que "fue muy doloroso, hasta increíble. Sobre todo, con el aspecto histórico de que la nacionalización de los ferrocarriles se da con el General Juan Domingo Perón, y es un gobierno justicialista el que viene a masacrar a la argentina, y que hace desaparecer a la industria ferroviaria, entre tantas otras". Sin embargo, lejos de quedarse con la crítica al menemismo, Neira explicó que "esto ha sido un plan maligno, como tantos otros planes que hubo para el ferrocarril desde el año 1961. Muchos viejos ferroviarios recuerdan la huelga del 61, contra el gobierno de Frondizi. Básicamente pretendía defender la industria ferroviaria", rememoró Neira. En este punto, cabe destacar la identificación de Frondizi con el desarrollismo que tanto destaca Cristina Kirchner, y también refrescar lo que elige no recordar este gobierno, como "el plan Larkin, que provenía desde los Estados Unidos", y cuyo objetivo era despedir 70.000 ferroviarios, desarmar buena parte de la infraestructura y comprar chatarra en el exterior. Finalmente, nuestro memorioso obrero recordó que "en la nefasta década del 90, nefasta para los trabajadores, más de 60.000 obreros ferroviarios fueron afectados a lo largo y a lo ancho de todo el país". Entre tantos desastres, esto "causó una crisis que hasta hoy, se ve ante tantos hechos que vemos todos los días en la televisión y leemos en los diarios". Y dejó en claro que "tanto los gobiernos civiles como militares se han encargado de cauterizar esas venas que nos conectaban, porque detrás de la pérdida del ferrocarril, como nacieron pueblos a través suyo, muchos de ellos también murieron".



Sobreviviendo
Luego de la profunda herida que causó la decadencia, "pasamos a ser cuentapropistas, poniendo kioscos que no sabíamos manejar", se lamentó y agregó que "apareció el remis, y así simultáneamente hasta que la plata se acabó, y la gente pasó a la actividad informal o precaria, y también a la explotación del hombre por el hombre". Como si esto fuera poco, Neira aseguró que "a veces pasamos hasta ser cautivos de la política, por un Plan Trabajar, por un sistema de caja de alimentos, o algo así". Otro de los problemas que detalló tiene que ver con que "los que tenían 20 o 25 años de servicio no sabían hacer otra cosa que trabajar en el ferrocarril, y encima cercanos a jubilarse, se vieron terriblemente afectados. Y lo doloroso en la gente más joven, fue desarraigarse. No hay nada peor que irse de su pueblo, dejar los muertos, los vivos, los vecinos los compañeros, e irse a las grandes urbes". Esto provocó que muchos entrerrianos "nos fuimos a las grandes urbes, en este caso a Buenos Aires. Y mucha gente de otras provincias se concentró para competir miserablemente por magros jornales, con pagos en negro, sin obra social".

"Vamos cada vez peor"
Respecto a las medidas cosméticas que ha tomado el kirchnerismo, Neira opinó que "vamos cada vez peor. Justamente hoy estamos comprando chatarra española, portuguesa, china. Me parece que el sentido de todo esto es pretender que toda esta industria se pueda instalar nuevamente en el país". En pos de ese objetivo, resaltó que "muchos sostienen que en Córdoba se puede fabricar, en Tafí Viejo se está reestructurando todo, y otras zonas también". Sobre las medidas de reactivación, comentó que "es el comienzo de algo, pero a esto hay que sumarle decisión política e inversión. Hay mano de obra muy importante en la Argentina, muy calificada, que en alguna época se han tenido que instalar en otros países". Por eso, para Neira "hay que reformular toda la estructura ferroviaria en general, tomar la decisión política, que no será la del Gobierno de Cristina Fernández de Kirchner en mi opinión". Esto iría en el marco de "una Ley Nacional de Transporte, para que el tren le sirva al aeropuerto, y éste al transporte terrestre, y así sucesivamente. Estamos hablando de una política de transporte seria, de un país que pretenda desarrollarse y competir”. Y esto es necesario porque "un país para desarrollarse, sobretodo un país tan grande, y con tanto esplendor, tiene en el ferrocarril una necesidad estratégica y política".



Un proyecto nacional y popular, pero en serio
Sobre la lenta y accidentada reactivación que se está dando en Entre Ríos, Neira destacó que "significa que podemos, y que pueden ponerse los trenes arriba de la vía. Acá hay algo positivo, y es que las unidades que han vuelto a las vías entrerrianas, son argentinas, como la Materfer y Tecnotren (que hará el trayecto Paraná-Oro Verde)". Lo destacable es que "son industria argentina, y no necesitamos comprar chatarra, ni elementos por convenios espurios, que sólo sirvieron para coimas y comisiones, y algunos han quedado tirados porque se compran por partidas que terminan en montañas". Sin embargo, lo más importante es que "todo tiene que estar regulado por ley, para que tenga un marco de protección. La clave es re industrializar. Aquí se puede hacer todo. En locomotoras General Motors y General Electric. Se construyeron locomotoras, vagones, acá había acerías". Otra de las cosas que se puede destacar de una reactivación ferroviaria es que "Argentina está preparada para todo esto, y fundamentalmente, para dar trabajo a generaciones que van surgiendo que se pueden agregar a la industria ferroviaria. Con la experiencia de tantos ingenieros, y profesionales ferroviarios, que en la década del 90 han quedado desocupados, y hoy son materia dispuesta a darle una mano al país". Sin embargo, para que esto no se quede en discursos o festivales del anuncio, Neira entiende que "hay que tener una decisión política patriótica. Hemos vendido el país. Nos han robado a los argentinos, por eso tiene que venir alguien con la decisión de no sólo recuperar los ferrocarriles sino recuperar toda la industria argentina. Hay que tener un sentido más nacionalista y menos vende patria. Hace falta un proyecto nacional y popular", finalizó.

De a poco nos alejamos de la casa de nuestro obrero ferroviario. Sus palabras todavía resuenan en nuestra cabeza, cuando cruzamos la vía desierta, y pasamos junto al Museo Ferroviario donde descansan moles de acero a la espera de un sacudón que les saque la modorra. La importancia de una recuperación efectiva del ferrocarril en Entre Ríos (como en todo el país) está fuera de discusión. De todos modos, a las pomposas promesas cuesta creerles, porque el ojo está muy bien afinado tras tantos engaños. Mientras salimos de Basavilbaso, seguimos cruzando las ruinas de lo que supo ser la vida de pueblos enteros. Por esas cosas de la imaginación, nos parece escuchar el sonido de una locomotora a vapor que se confunde con el viento.

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lunes, 23 de agosto de 2010

Las redes de la resistencia, base de la Liga de los Pueblos Libres

Gonzalo Abella en María Grande


Las redes de la resistencia, base de la Liga de los Pueblos Libres

Publicado por AIM


El historiador uruguayo Gonzalo Abella disertó en la escuela "Mendoza", invitado por AGMER María Grande, sobre las bases de la Liga de los Pueblos Libres, impulsada por José Artigas, de la que formó parte Entre Ríos, y sobre las "redes de resistencia" de los pueblos originarios y esclavizados de América que tuvieron influencia decisiva en ella.

Abella se refirió al "sincretismo" de creencias en los pueblos de Nuestra América, como llama José Martí a todo el territorio al sur de los Estados Unidos.
Consideró el sincretismo un fenómeno muy complejo de agregado y decantación a través del tiempo, y no solo de imposición por los conquistadores de su fe, el catolicismo.
Admitió como correcto que con la espada de los conquistadores vino la cruz de los religiosos, como política imperial de reyes "que de fe no tenían nada", en alusión a Fernando e Isabel, los "reyes católicos".
Para Abella los reyes sólo sabían que si conseguían uniformidad de creencias iban a dominar con más facilidad, en la diversidad de creencias el dominio se les haría más difícil.

Ese es de los míos

Cuando a un indígena se le decía que un hombre divino había dicho que antes entraría un camello por el ojo de una aguja que un rico en el reino de los cielos, y que ese hombre había optado por los pobres y que por eso el poder de su época lo había matado, el indígena no dudaba: "ése es uno de los míos".
Y tampoco tenía problemas en sumarlo -como se diría en las religiones politeístas- a su panteón. No tenía necesidad de optar ni de excluir a una deidad cuando admitía otra. Solamente se beneficiaba con otra energía. Porque era claro que un hombre como ese (Jesús), al que tantas personas veneraban, que recibía tantos rezos, que era depositario de la energía de tanta gente, habría llegado por esa vía a disponer de mucha energía.
Entonces lo sumaba a sus creencias al mismo título que las otras, sin convertirse por eso en un "cristiano" como pretendían los curas.

La compañía en América

Abella hizo una clara diferenciación entre los jesuitas y los demás miembros del clero católico, al menos en su actuación en Nuestra América, en particular en las Misiones. Ignacio de Loyola era un guerrero herido que canalizó sus dotes hacia la religión. No fundó una orden sino una "compañía", la Compañía de Jesús.
En Europa su actuación fue contra los protestantes y por la contrarreforma. Pero para actuar en América, Iñaki Loyola reclutó jóvenes españoles, flamencos, alemanes, franceses que vinieron a un mundo desconocido que los iba a influir notablemente.
Jóvenes, con relativamente poca experiencia, se encontraron a diferencia de Europa en medio de un mundo de creencias animistas que al principio rechazaron; luego vieron que sin ellas era imposible progresar en la evangelización y finalmente las modificaron, las adaptaron y en alguna medida las aceptaron.
Porque empezaron a ver que había así como un fondo común con sus propias creencias y porque estaban aislados y muy lejos del Vaticano, que de otro modo hubiera intervenido rápidamente para "corregir" las desviaciones.
Los jesuitas organizaron a los indios de modo que pudieron resistir por ejemplo a los "bandeirantes", traficantes brasileños de esclavos, e hicieron cosas notables, como formar orquestas de músicos americanos con instrumentos de fabricación americana que estrenaron en las Misiones algunas obras de Joseph Haydn antes que en Alemania.
Esta organización indígena, la resistencia que probadamente podían ofrecer a los traficantes, el obstáculo que era para las formas de convivencia e intercambio capitalista pronto fueron vistas como obstáculos que era preciso disipar.
Por eso el Papa recibió en el Vaticano la sugerencia de sacar a los jesuitas de América y reemplazarlos con otra orden. Cuando los jesuitas abandonaron sus Misiones, los indios continuaron la vida a que ellos los habían acostumbrado. Ellos mismos daban misa, ya sin cura, ellos cumplían las tareas comunitarias y sobre todo, formaban redes entre organizaciones similares que fueron esenciales para la resistencia contra la opresión que venía de las ciudades.

La resistencia subterránea

Dijo Abella que desde Pernambuco hasta Buenos Aires había redes clandestinas de esclavos fugados, que se disimulaban como cofradías religiosas, a veces con nombres de santos apócrifos, como San Baltazar, que en el evangelio no es un santo, sino un rey mago. En realidad el evangelio no nombra a los reyes. Estas redes tenían contactos que les permitían estar en relación unas con otras.
Hizo un aparte para referirse a Tupac Amaru, Condorcamqui. No quería la independencia ni se oponía frontalmente a los españoles. Solo quería terminar con la esclavitud de los indios, "que el patrón no coma más de mi pobreza". Fue descuartizado, mataron a Micaela su mujer y le arrancaron la lengua a su hijo en la plaza de Cuzco.
El nombre de Micaela fue estandarte luego porque muchas mujeres lo llevaron en su memoria, entre ella la charrúa Micaela Guyunusa, vendida a Francia por el primer presidente del Uruguay, que pidió más precio porque estaba embarazada y nacería un charrúa en París.
Notablemente, 300 años antes, en el mismo lugar del suplicio de Tupac Amaru, Pizarro le había pedido al Inca que le mostrara los sabios que tenía presos en esa ciudad (antes del imperio Inca habían estado libres en Machu Pichu). Cuando los tuvo frente a sí, mandó fusilarlos a todos. Pizarro era analfabeto, pero sabía dónde había un peligro para sus intereses.
Abella hizo una referencia a los amautas, sabios de etnia aymara, no quechua, que ya desde el predominio inca tenían incluso prohibido hablar su idioma. Estos sabios disponían de un sistema lógico trivalente. Aristóteles formuló la lógica bivalente.
Hegel dio forma a la lógica "dialéctica" sobre bases diferentes, pero los sabios aymaras disponían de una lógica "multiléctica", que en resumen tiene tres valores y no dos: uno o cero, pasa o no pasa, verdadero o falso, derivados de la lógica aristotélica. Esta lógica contiene además del "sí" y del "no", un tercer término, puente o enlace entre ellos: "quizás" o "probable". Abella dijo que actualmente hay en desarrollo computadoras en base a este sistema aymara y no al "0" o "1" de la lógica de Boole.
Se refirió al ritual del mate en los fogones. El ritual no era una mera costumbre alimentaria ni higiénica, era una comunión que recordaba la pertenencia a una red. El mate pasaba de una mano de bronce a una mano oscura y de la mano oscura a una mano blanca; él las unía a pesar de las diferencias de color.
Abella insistió en la diferencia entre los americanos que tenían sus ideales en Europa, los miembros de los cabildos, los que crearon las Juntas y los otros: Artigas, Hidalgo, Morelos, Andresito. Llamó la atención sobre el hecho de que Artigas se dirigió a Buenos Aires solo después del fracaso de Belgrano en su expedición al Norte, que esperaba porque conocía la distancia entre la organización misionera del Paraguay y las

Juntas de los cabildantes

Las juntas tenían una lógica revolucionaria abstracta, Artigas no. Las redes populares de resistencia se vieron inducidas a apoyar a las Juntas contra la posible invasión europea. No les molestaba España, cuya decadencia era evidente, pero tras el desenlace de la guerra subsiguiente entre Inglaterra y Francia vendría una invasión a América por potencias que sí sabían y podían invadir. Ese fue el motivo del apoyo de las redes que se expresaron en la Liga a las juntas.
Contó Abella que un irlandés que vino dentro del servicio militar obligatorio con las invasiones inglesas, al ver que Artigas se oponía al interés de Buenos Aires y Montevideo, dijo con lógica aprendida en Irlanda durante siglos: Artigas (y Ramírez) son irlandeses, luego yo me voy con ellos. Eran irlandeses porque se oponían al poder central, para él de las ciudades como Londres.
Otro irlandés, Pedro Campbell, tuvo destacada actuación en Corrientes a favor de Artigas por las mismas razones, aunque en cierto momento le provocó un problema con Gaspar de Francia, el dictador del Paraguay. Artigas resolvió el problema tan favorablemente, que salvó su vida luego, cuando debió acudir a Francia para que le diera asilo. Francia le dijo: "que vengan todos los orientales que quieran, pero de a uno, porque acá mando yo".
Francia deformó su apellido, que al parecer era portugués, cuando estaba en Europa y vio triunfar a Robespierre, en un sesgo revolucionario que le pareció muy interesante. Se volvió al Paraguay decidido a tomar el ejemplo del "incorruptible". Dijo que su pueblo, en que la marca de los jesuitas era muy fuerte, se daría en el futuro la forma de administración que mejor le pareciera, "pero por ahora yo soy el dictador".

Artigas

Otro relato de Abella: cuando Artigas era muy viejo y estaba recluido en San Isidro, cerca del Mato Grosso, lo fue a visitar un anciano, con el que habló tres horas. El quincho de Artigas estaba vigilado por orden de Francia.
Cuando el viejo salió, el guardia lo apuntó con el trabuco, ya en la selva, y le exigió que le mostrara lo que llevaba dentro del bolso. Eran yerbas medicinales.
Luego habló con Artigas y le preguntó qué había hablado tres horas "con ese ignorante". -"He aprendido mucho de él", dijo Artigas, que anciano no dejaba de aprender y nunca despreció el saber del pueblo.

La denigración semántica

Los negros esclavos se escapaban a pesar de los trabucos y los perros de las fazendas y se instalaban en la selva, donde formaba comunidades inexpugnables, que causaban enorme ira en los esclavistas.
Esas comunidades, que se comunicaban unas con otras con sigilo y muchas precauciones, por ejemplo gracias a las lavanderas negras de extramuros, por ejemplo para liberar a más esclavos, se llamaban "quilombos", que antes había sido el nombre de las jaulas en que se exponían los negros en los mercados de esclavos.

Pero como una evidencia más de su ira los esclavistas designaron a las fortalezas de las selvas con ese nombre, dándole el significado de "prostíbulo" con la idea: "Vaya a saber qué harán esos negros ahí".
Esas fortalezas selváticas, la organización jesuítica recordada y preservada después de la expulsión de la compañía, el animismo reforzado con aportes de negros, europeos con creencias precristianas y reformado según pasaban los años porque los nietos negros ya no hablaban el lenguaje de sus abuelos ni los entendían plenamente, fueron la base de las redes de resistencia que luego tomaron forma política, contra la ilustración de las ciudades, para la que todo esto era letra muerta, en la Liga de los Pueblos Libres, igualdad para todos: negros, zambos, indios.

Tres genocidios

Abella mencionó tres grandes genocidios de pueblos originarios de América. El primero, tremendo, perpetrado por los conquistadores (Se dice que la población indígena de México era de 25 millones de habitantes, pero solo de un millón un año después de la llegada de Hernán Cortés).
A ese genocidio, muy conocido, siguió otro menos conocido: el perpetrado por las nuevas repúblicas americanas después de la Independencia de España.
Las capas dirigentes e ilustradas de las ciudades veían un peligro en las redes de resistencia, sobre todo porque con naturalidad entendían que la tierra era de ellos y se la apropiaron y los pueblos que resistían tenían la tierra como su madre ancestral, provista de un valor religioso desconocido en las ciudades y peleaban por ella como pelean todavía, al menos en algunos lugares de América donde la cultura indígena de ha sostenido mejor.
El tercer genocidio, en marcha actualmente, es el de los agrotóxicos, que están consiguiendo exterminar lo que queda de los pueblos originales de América en medio de la atonía y la indiferencia a que el mundo moderno ha reducido a la masa de "consumidores" pasivos.
Abella consideró a Moreno un ilustrado de la ciudad; pero hizo notar algunas diferencias con el resto. Moreno conocía a los enciclopedistas franceses, los había traducido al castellano. En el caso de Rousseau "salvo donde el autor tuvo la desgracia de desvariar en materia de religión".
Artigas solo leía en castellano, no tuvo acceso a esos libros en francés, pero leyó a los enciclopedistas en las traducciones de Mariano Moreno. Mientras Moreno proponía expropiar a los terratenientes españoles, Rivadavia permitió que sus sucesores se apoderen de todas las tierras.

Del animismo a Blancanieves

En cuanto al clero, la buena nueva evangélica se transformó en su antítesis: la inquisición con sus instrumentos de tortura y su persecución de herejes, cismáticos e infieles. Abella invitó a quienes puedan a visitar el museo de la inquisición en Lima donde se pueden ver los instrumentos de tortura aplicados a figuras de cera de tamaño natural.
Pero los americanos no renunciaron a la buena nueva. Envasaron en sus creencias propias las que les llegaban de afuera. Envasaron, por así decir, a la virgen en sus deidades propias, como antes la fe popular europea hizo algo parecido con Blancanieves, Caperucita y la Bella Durmiente.
Narró Abella el relato de un indígena que le decía a un fraile que él creía en la virginidad de María "porque la selva está llena de misterios". Pero le preguntaba si era tan fea la madre de dios que después de su parto virginal no había tenido nunca novio.
El indio no entendía el valor de la virginidad como el fraile. Para él era meramente un déficit en la plena realización de la mujer, algo que la alejaba de la plenitud tal como la naturaleza se había encargado de preparar para ella.
Otro relato del sincretismo se refería a una vieja de la frontera uruguayo brasileña que hablaba "portuñol". Era "médica" y curaba con tisanas y otros procedimientos.
Para conocer cuando estaba listo el té, decía que había que rezarle un padrenuestro y dos aves maría. Arbella le comentó que sus conocimientos venían de los charrúas, de los que ella se decía descendiente. Lo aceptó, pero se asombró cuando le hizo notar que los padrenuestros y las aves maría eran cristianos, no charrúas.
Dudó un momento y le dijo: "todos saben que con tres padrenuestros rezados sobre la olla el huevo ya se convierte en huevo duro". Es decir, la duración ritual calculada de la oración, cristiana o no, era el tiempo de cocción del huevo. Y así para casi todas las actividades de la vida, siempre acompañadas de plegarias.
Volviendo a los jesuitas, contó Abella que un indio le dijo a un sacerdote, al regresar del seno de su tribu, donde había hablado con su gente de lo que le había dicho el cura: "No entendí nada de eso de que dios es uno y son tres, pero te oí tocar el violín y le dije a mi gente: "este hombre está cerca de dios".

Las etapas de la pedagogía

Abella arrancó su exposición hablando de pedagogía, considerando que su auditorio era mayormente de docentes. Explicó que el siglo XIX creó la escuela activa, es decir, con participación de los alumnos pero con un limite: el conocimiento del docente, que no se debía ni podía superar.
El siglo XX propuso otro paradigma: el ideal del docente no es transmitir lo que sabe sino ser superado por sus alumnos y convertirse él mismo en prescindible. Estos cambios respondieron a que tras la primera guerra mundial, que fue el fin de muchas ilusiones, terminó también el optimismo científico de raíz iluminista que había reinado hasta entonces.
Puso un ejemplo: en el África había hambre. Bien, la ciencia ofrecía una solución sencilla: junto con una población subalimentada había en el continente grandes selvas incultas. Era cuestión de talar las selvas y sembrar trigo en el terreno "limpio". El resultado, que la ciencia no previó, fue un avance espectacular de la desertificación y el aumento del hambre.
Abella citó a Bertrand Russel: "me asombra la capacidad de transformación que tiene la ciencia sin saber lo que está haciendo". La idea ilustrada de que la conciencia verdadera es lo mismo que conciencia científica es puesta radicalmente en duda acá por el epistemólogo y matemático inglés, que separa el saber puro del saber hacer.
Entonces la civilización se volvió a los mitos, a las leyendas, a formulaciones milenarias de sociedades "primitivas", que habían sido arrinconadas por ignorantes, buscando en ellas lo que ya era claro no podía darles la ciencia.
Se aprendió que lo nuevo no puede hacer menospreciar lo viejo y que no se puede manejar lo nuevo sin conocer lo viejo.
Los sistemas educativos de cualquier nación tienen un rol conservador: perpetuar las formas de sentir y vivir de los dirigentes, finalidad que Abella designó como "reproductivismo".
Esta tendenciosidad se muestra claramente en la historia oficial. En los colegios comunes se insiste hoy en día en la necesidad de enseñar computación, para que los niños no queden fuera de los avances tecnológicos; pero en los colegios de elite, donde los dirigentes educan a sus niños para que los sucedan en la dirección de la sociedad, se trata de enseñarles de nuevo a leer, porque se sabe que la lectura permite una forma de educación inaccesible a medios mas "modernos".
Esta condición conservadora de la educación se evidencia por ejemplo en España, donde sigue sin admitirse el evolucionismo de Darwin porque la iglesia no lo acepta y el catolicismo tiene mucha fuerza allí.
Otra característica de la educación conservadora es otorgar siempre la razón al Estado propio contra los demás estados, en cuanto controversia los enfrente.
En el Uruguay fue preciso crear artificialmente un "antiargentinismo" debido a que el país se había formado por cálculo del imperio británico y en realidad, sin un adversario vecino ficticio, no se podía hablar de ningún país, ya que en realidad es inexistente como tal.
Abella dijo que cuando advierte los efectos del "antiargentinismo" en el Uruguay les pregunta a los orientales porqué un montevideano es menos reconocido como ajeno en Buenos Aires que un jujeño, por ejemplo.
Hizo un breve paréntesis para rendir homenaje a Felipe Varela, a quien puso a la misma altura que Bolívar o San Martín, pero dijo que en la Argentina no hay mucha voluntad de reconocerle semejante estatura.

La selva, el llano, la montaña

Una de las definiciones de Liga Federal que dio fue lugar propio de las culturas excluidas, no reunión de provincias.
Admitió que los que estudian las culturas americanas originarios se sienten a veces defraudados por la multiplicidad que no pueden reducir a una unidad comprensible. Pero dijo que a lo largo de milenios en que los habitantes indígenas de América poblaron el continente, se diferenciaron en tres grupos principales; de montaña, de llanura y de selva.
Estos grupos, para Abella, se distinguen ante todo por necesidades diferentes de vida comunitaria. Esta necesidad es máxima y se impone como una cuestión vital a los montañeses. Por eso tomaron una organización que daba preponderancia al consejo de ancianos. La montaña es árida, sin trabajo comunitario la vida es difícil, imposible para un individuo aislado.
En la selva, a diferencia de la montaña, hay superabundancia de proteínas y la vida solitaria no es tan imposible, pero de todos modos las ventajas de la vida comunitaria también se hacen sentir, aunque con menos fuerza.
En la llanura, tanto las praderas norteamericanas como las pampas argentinas, se da un caso intermedio. Los europeos luchaban en los llanos; incluso hablaban de "batallas campales", no de selva ni de montaña.
Los europeos no pudieron nunca dominar más del 10 por ciento del territorio nominal bajo dominio de España o Portugal. No dominaron las selvas ni las montañas.
Sí se impusieron en los llanos, pero solo hasta que los indios aprendieron a andar a caballo. Los indígenas fueron maestros en la cría y domesticación de los caballos, las mujeres parían a caballo, los niños, los viejos, todos andaban a caballo.
La comunidad en las selvas y las llanuras es necesaria sobre todo para tiempos difìciles, pero no siempre como en la montaña.
El vínculo entre los miembros de los pueblos comunitarios, su "religación", son los ritos y las creencias religiosas, pero no religión institucional como las que trajeron los europeos.
Abella usó el término "animismo" para referirse a las creencias indígenas, de las que dio numerosos ejemplos que en algunos casos suscitaron gran interés en el auditorio, porque a muchos los sorprendió con expresiones concisas de sus propias creencias no cristianas, pero disimuladas bajo un barniz de cristianismo que en general los curas toleran.
Para los indígenas las almas están acá, no van al cielo. Rondan en forma de pájaros en el mundo de los vivos. Por eso el plumaje de pájaros como vestidura de los indígenas, que es su sotana (mejor, la vestidura de los sacerdotes al oficiar misa)

El velorio de la cruz

Hay almas atormentadas, conocidas como luces malas, o, como un paisano oriental le dijo a Abella, "ceremonias para vincularse con el difunto que está estrenando su muerte".
Con referencia este punto, que implica una antiquísima tendencia a "sacarse de encima" a los muertos y evitar que molesten a los vivos, citó la ceremonia de "velorio de la cruz" que se hacía en el campo oriental hasta hace medio siglo.
Cuando moría alguien, se lo velaba en su cama la noche entera, con libaciones, comidas, cuentos y truco. Luego se lo colocaba en el cajón y lo llevaban a una cueva.
Cuando pasaba un mes, se hacía otro velorio, en la misma cama. Esta vez se velaba una cruz, que era luego acompañada y colocada en la tumba, para que el muerto advirtiera que pasado un mes no se habían olvidado de él y se quedara en paz, para que supiera que estaba muerto y aceptara su nueva condición.
Se trata de una tradición animista, no cristiana, que la iglesia no mira bien. Incluso para "velar la cruz" había que contar con un comisario complaciente.
El animismo es esencial para entender las culturas originarias. Otra de sus manifestaciones es la "presentación de los niños a la luna".
El bebé es expuesto desnudo o con poca ropa a la luz de la luna, que lo "energiza". De la misma manera, se arroja una ofrenda al mar, para las deidades que lo habitan, pero así como el que ofrenda espera recibir algo, él da algo a la deidad, es un intercambio, pero no comercial.
Todas estas creencias estaban en los fogones de Artigas, eran el presupuesto que todos compartían, los datos inmediatos de su confraternidad espiritual y social.
Sin ellos no se comprenderá a los paisanos y los indígenas serían meras bestias, como pretendían los europeos que rechazaban todas estas creencias sin conocerlas.
A estas creencias se sumaron las propias de los negros africanos y las europeas precristianas, las celtas por ejemplo. Abella adjudicó a los celtas el animismo presente en los cuentos de hadas.
En ellos un beso, el beso de amor de un hombre, puede resucitar a una doncella dormida (la Bella Durmiente). Una niña pequeña puede adentrarse en un bosque para hablar con un lobo (Caperucita) o los duendes de la tierra pueden ayudar a una niña perseguida (Blancanieves).
Abella encontró afinidad entre las creencias subyacentes en estos relatos, que desde que Perrault los formuló magistralmente dominaron la imaginación europea, y las de los fogones de Artigas porque el animismo es común a todas ellas, aunque en América fueron los orixas, el mal de ojo, la luz mala y muchas otras formas entre ellas las que aproximó al "dragón" asiático.

Dónde y cuándo

Abella habló durante casi tres horas ante docentes y periodistas. Fue presentado por el secretario general de Agmer en María Grande, Mauricio Castaldo. Antes de la exposición, se leyó una resolución de la dirección departamental de Escuelas de Paraná que declaró de interés la disertación del historiador uruguayo.
Gonzalo Abella nació en Montevideo en (1947. Fue maestro de escuela en su país. Cursó estudios en ciencias Sociales en Cuba y Urss (hasta 1979. Es profesor de historia y máster en ciencias sociales. Autor de novelas, cuentos y ensayos históricos, entre estos Historia Diferente del Uruguay, Artigas: el Resplandor desconocido, además de dos recopilaciones sobre relatos sobrenaturales del campo uruguayo y "Nuestro origen charrúa.

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domingo, 22 de agosto de 2010

CdU - El plan de entrega del patrimonio público

El plan de entrega del patrimonio público


Que parezca un accidente

Por Santiago García


La entrega de la Terminal de Concepción del Uruguay, sirve para dar cuenta de una práctica que no tiene que ver con la desidia, si no con un procedimiento sistemático que consiste en abandonar el patrimonio público para después entregarlo a los empresarios amigos. Integrantes de la Asamblea Ambiental de Concepción del Uruguay conversaron con Río Bravo para dar cuenta de este perverso sistema.


Da mucha tristeza el aspecto de la Terminal de Concepción del Uruguay. En sus instalaciones se observa todo lo que la palabra deprimente representa. El hotel que funcionaba arriba, se encuentra abandonado y es un imperio de ratas y basura, donde se han robado hasta los cables de luz. Sin embargo, esto no se debe al paso del tiempo. “Acá hay un plan sistemático de abandono del patrimonio para después entregarlo”, había denunciado el agrimensor Bress Cassin. En este caso, integrantes de la Asamblea Ambiental de Concepción del Uruguay dan cuenta de esta situación.

Nos trasladamos a La Salamanca. Allí funcionaba un restorán, con escenario para tocar de cara al río, bungalows y un monumento denominado “Las Manos”. El denominador común es el abandono sistemático, y el desmantelamiento que han sufrido esas instalaciones no es propio del robo ocasional. “En la intendencia de Lauritto este lugar se abandonó”, reclama Cacho, uno de los integrantes de la asamblea. Es evidente que la destrucción que allí reina, no fue hecha sin la ayuda de máquinas, y la indiferencia cómplice de los funcionarios municipales. “Esto era un lugar precioso, y hoy es una vergüenza el estado en el que está”, se lamenta Jorge, también de la asamblea. A pesar del estado deplorable en que están, las estructuras que allí siguen en pie, permitirían con una inversión no muy importante hacerse de un paseo estratégico que se encuentra camino al Balneario Banco Pelay. Ya han sonado los nombres de parientes de funcionarios que estarían interesados en “alquilar el lugar” por decenas y decenas de años. El círculo cierra perfectamente.

La actualidad nos lleva nuevamente a la Terminal. Cabe recordar que esta manzana que se encuentra en el corazón de la ciudad, fue originalmente subvaluada para que el negocio del empresario Miguel Marizza no pareciera tan redondo. Originalmente, la tasación encargada por el municipio se encontraba más de 5 millones de pesos por debajo del valor que estiman entidades como el Colegio de Arquitectos. “Con un millón de pesos esto se pone como nuevo”, destaca una comerciante de la zona, que está muy bien informada y se opone al traslado. El proyecto de Entretenimientos de la Costa (ver “El neomenemismo y la entrega del patrimonio uruguayense”) plantea construir un tinglado que haría las veces de Terminal, en la zona del tránsito pesado, totalmente en contra del camino que sigue el crecimiento urbano en Concepción del Uruguay. Esto significará gastos de traslado para los miles de estudiantes y ciudadanos que utilizan los colectivos de larga distancia, que se sabe son los más humildes. “¿Qué van a hacer los estudiantes cuando tengan que pagar más de 15 pesos de remís para ir cargados desde la Terminal hasta sus casas?”, pregunta Rosa, de la Asamblea Ambiental. Está claro que eso no le importa a los que son capaces de vender el alma al diablo con regateo incluido.

Algunos miembros de la oposición han hecho presentaciones legales para oponerse a estos emprendimientos viciados de nulidad. Sin embargo, resulta ingenuo confiar en la misma justicia que persigue a los obreros que luchan, pero que jamás se preocupó ni siquiera por una denuncia sobre las condiciones laborales en los frigoríficos de la ciudad. La misma justicia que ampara la presencia de prostíbulos sobre la ruta 14, narcotráfico y tantas otras yerbas. Esa justicia que deshonra su nombre, mucho menos se va a preocupar por la entrega de lo público. Ellos están para encarcelar ladrones de gallinas, y lo demás que espere, que duerma la siesta sobre una montaña de papeles.

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