sábado, 5 de junio de 2010

La fiesta

Lo que dejó el “Bicentenario”


La fiesta
Por Ignacio González Lowy


Es difícil elucubrar tan pronto qué quedó de las jornadas de festejo y conmemoración de la Revolución de Mayo. A contrapelo de lo que tantos periodistas, académicos, intelectuales y funcionarios políticos repiten hasta cuando nadie se los pregunta, acerca de la apatía de la gente; una innumerable cantidad de compatriotas se volcó a las calles y a las plazas para ser parte de. ¿De qué? Eso es lo que está en discusión.

Por un lado tenemos a los medios y periodistas “K” adictos, que son muchos más que los que el gobierno reconoce, en su papel de víctima ante el ataque de los grupos mediáticos que hace cinco años benefició como nadie había beneficiado desde Menem y antes Videla a esta parte. Su lectura es lineal, simplista, mecanicista: “si tantos festejan es que tan mal no estamos”; “¿no era que la gente estaba enojada?”; “el gobierno volvió a ganar terreno e iniciativa, salió a la calle y resultó ileso”.

Como era de esperar, desde la vereda de enfrente (en términos de grandes medios masivos de “comunicación”), la estupidez domina los análisis y las críticas, que parecen escritas por algún infiltrado del kirchnerismo: que el festejo fue un “despilfarro” de dinero (como si fuese posible festejar estos 200 años con un presupuesto similar al que el gobierno suele destinar a la cultura), que estuvo “politizado” (como si fuese posible despolitizar una conmemoración de este tipo) y otras nimiedades por el estilo. Encima, elempresario De Narváez sale a decir que las fiestas populares no le gustan (¿hacía falta que lo aclare?) y el empresario Macri le regala a Ricardo Fort y a Jorge Rial la platea del Colón en su reinauguración, mientras declara añorar la Argentina del Centenario (la del estado de sitio, la ley de residencia y la oligarquía que hablaba en francés mientras reprimía en criollo). ¿Hacía falta que lo aclare?

En fin, como también viene pasando desde hace tiempo, las valoraciones más ricas se escuchan en las calles y en el colectivo, en la verdulería y en el trabajo; y no hay “mass media” que las recoja. La gente, el pueblo, los argentinos, volvimos a poner en escena ese fervor patriótico, latinoamericanista y federalista que tantos escribas del poder dicen haber visto morir en alguna batalla de fines del milenio que se fue. El que crea que los miles de argentinos que vivaron a la delegación militar de la Rep. Bolivariana de Venezuela y a Evo Morales, que estallaron al grito de “el que no salta es un inglés” y aplaudieron a rabiar a los excombatientes de Malvinas, que chiflaron e insultaron el turno de la dictadura en la presentación de Fuerza Bruta; quien nos quiera convencer de que esos miles lo hicieron porque consideran que en Argentina hay un gobierno nacional y popular que defender, nos subestima, a todos.

Pasarán los días y quedará de todo esto el sentimiento nacional que a tantos pero tantos les fluye por la sangre cada vez que se habla de Malvinas, cada vez que jugamos el mundial, cada vez que festejamos la patria. Los festejos en Capital Federal fueron espectaculares, impresionantes, emocionantes para millones de argentinos que pudieron estar allí. Pero guarda: que los K elijan como símbolo del bicentenario (abrió y cerró en la 9 de Julio, y pasó en el medio por River) al Fito Páez que ya sólo sabe cantarle a su ombligo, y al reviente y al estar “al costado del camino, que es más entretenido y más barato”; dice mucho acerca de cómo, nuevamente, nos subestiman.

Así como el obrero que a duras penas llega a fin de mes necesita tirar la casa por la ven-tana para festejar los 15 de su hija y hasta los años más dolorosos nos encuentran haciendo malabares para poner una buena mesa el 24 y el 31 de diciembre; la necesidad de festejar tiene también que ver con la crisis que vivimos desde hace años y no puede ser leída, de un modo casi infantil, como consecuencia de que “estamos bien”. Es más: en el país que hace mucho menos de 200 años se hartó y se cargó a De la Rúa y su tropa, nadie se come los mocos. Todos sabemos que, cuando la fiesta pasa y las aguas bajan, como canta Serrat, vuelve el rico a su riqueza, vuelve el pobre a su pobreza; y el miércoles 26 de mayo las maestras rurales tuvieron que salir de nuevo a la ruta a hacer dedo para llegar a la escuela y los pibes tuvieron que, de nuevo, comer en el comedor de esa misma escuela.

La Plaza de Mayo llena del 2 de abril de 1982 no celebró la dictadura. La 9 de Julio llena del 25 de mayo pasado no celebró “esta” democracia. De cómo se equivoquen los Kirchner o no en su lectura, va a depender mucho de lo que falta escribir de esta historia.

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viernes, 4 de junio de 2010

Crónica de un conflicto abierto


UADER: el sueño de la casa propia

Por Pablo Gabriel Felizia


Desde la creación de la Universidad Autónoma de Entre ríos, durante el Gobierno de Montiel, la falta del edificio propio ha sido un problema que se ha venido incrementando con el aumento de los inscriptos a las carreras. Los estudiantes, en diferentes instancias, empezaron a discutir esta necesidad y el conflicto se ha abierto.

Desde que se dio inicio a la UADER , una serie de inconvenientes perjudican el desarrollo de las carreras que allí se dictan: validación de los títulos, concursos ordinarios, la falta de comedores universitarios, poca cantidad de becas y con bajo monto. En la actualidad se ha puesto sobre la mesa de discusión, en los diferentes claustros, la falta de un edificio que albergue las diferentes carreras. Mediante clases públicas y asambleas los estudiantes vienen exigiendo la resolución de este problema.

En Paraná cursan en la UADER 7.525 estudiantes. Los mismos deben deambular por varias escuelas de la ciudad para poder asistir a las clases o hacer un trámite. Los docentes y el personal administrativo también están perjudicados: no siempre se consigue aula debiendo suspender el cursado de ese día o, de conseguirla, más allá del tiempo perdido, varios estudiantes deben sentarse en el piso.

Los Centros de Estudiantes de Humanidades y el de Psicología, entre otros, vienen desarrollando, junto con docentes, clases públicas, asambleas y movilizaciones que se irán acrecentando a medida que pase el tiempo y los problemas edilicios no se solucionen. Por dar sólo un ejemplo, la Facultad de Ciencias de la Gestión dicta la carrera en cuatro escuelas diferentes.Sobre el final del año pasado, los estudiantes presentaron ante los directivos de UADER y del secretario de Planeamiento e Infraestructura, Guillermo Federik, un documento donde se detallan las necesidades y el reclamo de un edificio propio. Sin embargo, desde el gobierno provincial, aún no hay respuestas.

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jueves, 3 de junio de 2010

Aplausos y silbidos en la fiesta patria

Crónicas populares del Bicentenario entrerriano


Aplausos y silbidos en la fiesta patria

(Por Santiago García)



Concepción del Uruguay fue sede central de los festejos por el Bicentenario de la Revolución de Mayo en la provincia de Entre Ríos. Las actividades tuvieron la misma masividad que en el resto del país, y la participación del pueblo estuvo muy lejos del papel pasivo que imaginaban algunos funcionarios oficiales. En esta nota, Río Bravo da cuenta de cómo vivieron las actividades los uruguayenses desde abajo del palco.

La primera señal de que la cosa venía en serio, se dio el 24 de mayo. Frente al histórico Colegio del Uruguay, se realizó una representación teatral de la conformación de la Primera Junta. Bajo una fuerte lluvia, más de un centenar de personas se congregó para acompañar a los artistas, y participó expresando elogios, indiferencia y rechazos a los diferentes personajes. Los más aplaudidos fueron Mariano Moreno, Manuel Belgrano y Juan José Castelli. Precisamente, los más revolucionarios, cuyas ideas parecen gozar de mayor fertilidad, se ganaron el apoyo de un público muy activo que entendía que algunos de aquellos debates no han perdido actualidad. Este llamado de atención para la clase dirigente, no fue o no quiso ser captado por el gobierno municipal, que pagó caro por esa subestimación.

Al otro día, las primeras en poblar la Plaza Ramírez fueron las escuelas. Entre los alumnos, los docentes y las familias, conformaban una multitud que pronto se vio reforzada por una ciudadanía que desbordó con creces las expectativas de la organización. El momento de mayor euforia se dio cuando comenzó el desfile de cada colegio, porque los familiares querían ver y fotografiar a sus niños junto a la bandera en ese día histórico. Todos se pusieron sus mejores ropas, por modestas que fueran, porque entendían que la ocasión lo ameritaba. La fiesta era completa hasta que llegó el momento de los discursos oficiales.

El primero en hablar fue el intendente de Concepción del Uruguay: Marcelo Bisogni. Luego de una breve referencia a la fecha histórica, no tuvo mejor idea que repetir la lista de las obras realizadas, las “realizadas” y las proyectadas por su gestión, que forman parte del mismo discurso que con pequeñas variantes viene repitiendo en cada acto al que le toca asistir. Rápidamente, la gente se empezó a incomodar y los murmullos se multiplicaron como un reguero de pólvora. Cuando mencionó el Puente a la Isla (una obra turística de 120 millones de pesos, que tiene un impacto ambiental imposible de negar), aparecieron los primeros silbidos potentes que lo obligaron a detener su discurso. A su vez, al mencionar el Plan Maestro de Agua (una obra prometida desde hace años) y la ayuda de Cristina Fernández, volvieron a sonar con fuerza. Evidentemente, el recuerdo de la semana que la ciudad estuvo sin agua, que culminaron con masivas protestas frente a la municipalidad, sigue fresco en todos los uruguayenses que sufrieron esa bochornosa carencia. Y mejor no hablar de barrios enteros sin cloacas, ni luz, ni calles asfaltadas, arroyos sin entubar y otras barbaridades que compartiremos en próximos informes. En semejante contexto, Bisogni se atrevió a vanagloriarse por las obras de su gestión. Una clara muestra del divorcio que existe entre la dirigencia y los ciudadanos.

Luego le tocó el turno al gobernador Sergio Urribarri, quien alertado por lo sucedido anteriormente se manejó con muchísima cintura. Hizo una extensa referencia a la fecha histórica y al Tedeum de Monseñor Lozano, pero de Cristina ni se acordó y al intendente lo saludó con rapidez pero sin mencionar su nombre. Así consiguió salir airoso del papelón que sufrió su antecesor, para dar paso al resto de los actos protocolares que se llevaron a cabo con rapidez y sin despertar ni la menor emoción en el público presente.

Algunos días después, todavía sangrando por la herida, Bisogni se atrevió a decir que quienes lo chiflaron eran cuarenta miembros de la oposición. Esta incompresible necedad es una de las cosas que el pueblo uruguayense no le perdona. Mientras se avanza con anteojeras en obras turísticas de dudosa procedencia (y con sospechas de corrupción por doquier), Concepción del Uruguay transita el Bicentenario en un estado de abandono tal, que ni la basura se recoge en algunos barrios. Quizás nuestra fiesta patria, que se vivió como una verdadera celebración popular en todo el país, sea el punto de partida para los cambios de prioridades que el pueblo entrerriano necesita. De eso depende gran parte de nuestro futuro.

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martes, 1 de junio de 2010

Documento de la Multisectorial

Documento Multisectorial


A 200 años de Mayo de 1810

Lo podríamos tomar casi como una declaración de nacimiento nuestra. Porque justamente sabemos que hay una Entre Ríos y una Argentina virtuales, pero que a esa virtualidad aportan en cuotas similares los prosistas del gobierno y los del grupo Clarín; nos cortamos por la nuestra y levantamos las otras voces que, en los grandes mass media de la batalla por arriba, ni existen ni figuran. Compañeras y compañeros.
En el bicentenario de este pedazo de la patria grande no vamos a andar con vueltas. Un aniversario de tanta trascendencia para los sudamericanos nos reconforta, y a la vez nos genera vergüenzas y enormes compromisos.

Sentimos en esta fecha una felicidad indecible porque nos encuentra en plenitud para reconocer los grandes logros del pueblo sudamericano en dos siglos, y un desarrollo cultural, artístico, científico, tecnológico, social que puede fortalecernos en las identidades y abonar nuestra unión en la diversidad.
Hoy podemos solazarnos en nuestros poetas, en nuestros músicos, en ciertas conquistas de la trabajadora y el trabajador argentinos, en sus distintas manifestaciones. A veces con sudor y talento, a veces también con la vida.

Y debemos ser agradecidos con los esfuerzos de tantos. Decimos GRACIAS. De nosotros depende, aún en un sistema que reprobamos, hacernos lugares para la vida en armonía

A la vez renovamos nuestro compromiso con la independencia, la igualdad de oportunidades, la causa de los desposeídos, la solidaridad y la unidad sudamericana, prioridades entre nuestras metas. Reconocemos que tenemos caminos por hacer, tenemos cuentas pendientes, empezando por esa masa fundacional de la patria grande que constituyen nuestros pueblos originarios.

Alimentos para todos.

Por eso, en este Mayo bicentenario, decimos basta a la sanata de los poderosos. Sentimos vergüenza por un sistema que sigue hambreando a miles de familias en un país repleto de alimentos que, a su vez, podría producir muchos más, de mejor calidad, y multiplicando por diez la ocupación de mano de obra. Vergüenza por un sistema que bastardea la dignidad de las personas, y que tiene, entre los más indigentes de los indigentes, precisamente a los pueblos originarios.

Si decimos con José Artigas que los infelices deben ser los privilegiados, entonces no podemos sino luchar contra un sistema que aborta las expectativas de millones, y condena a tantos a la miseria y a la muerte prematura. Nuestra producción debería tener un propósito principal: alimentar a los pueblos de la Argentina y Sudamérica. Lo demás debería subordinarse a este principio de equidad y de soberanía alimentaria.

Basta de corrupción, en el robo de los dineros del pueblo, y en la presentación engañosa de las ideas. Basta de farsantes. El pueblo sabrá demandarles sus agachadas.
Basta de cárceles repletas de pobres, de cárceles para la tortura. Y basta de impunidad para los ricachones y poderosos. El bicentenario nos exige una revisión de las leyes, y de las aptitudes de quienes las deben hacer cumplir. Porque es insoportable que los poderosos atiborren las cárceles de personas de las clases más vulnerables en el aspecto económico, y sostengan en altos cargos y candidaturas a los criminales y a los responsables del plan de destrucción del país.


En este sentido, ya dijimos y repetimos hoy con las fuerzas de nuestra convicción: en la Argentina el hambre es un crimen.

Los criminales deben pagar por eso. Los que robaron y roban al pueblo, los que malvenden sus riquezas, los que administran con displicencia y derrochan el dinero de los esfuerzos del pueblo, los que han edificado su poder mintiendo, enfermos de falacias, todos ellos son cómplices.

Este flagelo es provocado también por un sistema impositivo hecho por poderosos a favor propio. Eso debe ser revertido de una buena vez. Si los poderosos siguen empeñados en extraer impuestos de nuestros abuelos con sueldos miserables, de las madres solas con muchos hijos a cargo, de los desocupados, quitarles sus pocos centavos cada vez que compran un kilo de arroz, un paquete de yerba, entonces esos poderosos deberán estar dispuestos a las consecuencias. Los impuestos a los alimentos básicos son una verdadera estafa.

Repudiamos el abismo que separa en la Argentina la opulencia de unos pocos y el plato vacío de tantos. Los argentinos deben pensar en profundísimas reformas a sus estructuras.

Insertos en Nuestra América.

La Argentina debe incorporarse definitivamente a Sudamérica, debe cortar el ombligo con el Viejo Mundo, sacarse de encima la tilinguería europeísta y a tantos tilingos subidos al poder en cualquiera de sus manifestaciones. Incluso en algunas universidades. Basta de manoseos a la conciencia sudamericana.

La Argentina tiene por amigos y hermanos a los pueblos sudamericanos y a ellos se debe, y debe buscar mejores relaciones y ayuda mutua con otros pueblos del mundo. Los pueblos de Nuestra América no son extranjeros en la Argentina. Terminemos con la mentirosa y atrevida historia oficial europeizante.
La Argentina debe considerar enemigos, sin más vueltas, al gobierno y al poder económico del Reino Unido de Gran Bretaña, a su socio Estados Unidos, y a los países que, para negociar con Gran Bretaña, aceptan su colonialismo retrógrado, con el cual pretende quedarse con el Atlántico Sur que es sudamericano como las riquezas que guarda, y robarnos también el sector Antártico sudamericano.

Los poderosos de la Argentina no tienen derecho a seguir engatusando al pueblo con un mapa mentiroso que esconde el inmenso país colonial que están creando en este mismo instante los europeos en el Atlántico Sur. Queremos ser pacifistas, y padecemos el ataque de un imperio que estableció la mayor base militar que se conozca en un país extranjero. Tenemos la obligación de organizarnos para empezar a extirparnos ese quiste. Incorporar el mapa de las Malvinas a nuestro emblema nacional sería una buena señal para reencontrarnos con los pueblos de Sudamérica y para reafirmar nuestras convicciones anticolonialistas. Y hacerlo con el color del federalismo artiguista y de las luchas populares completaría un símbolo muy expresivo de este Bicentenario.

El gobierno esconde estas derrotas diarias detrás del entretenimiento banal y farandulero de nuestra televisión, y detrás de peleítas domésticas, mientras el país se desdibuja.

Compañeros: hoy somos víctimas de la peor de las invasiones inglesas.

Tierra para el pueblo.

Los argentinos debemos lanzar un plan de nacionalización de la tierra en manos extranjeras. No hay más vueltas que darle al asunto. Debemos permitir una superficie razonable de dos o tres unidades productivas, para los hermanos de países sudamericanos. Pero nada a nadie más. Tenemos que programar de una vez por todas el plan de erradicación, sin excepciones, del latifundio. Porque el latifundio es un cáncer que nos está matando desde hace 500 años.
Tope a la propiedad de la tierra. Tope al uso de la tierra en forma concentrada. Y plan para distribuir tierras entre las mujeres y los hombres dispuestos a trabajarla, con preferencia para los más humildes y los jóvenes. Es decir, tierra, herramientas, capacitación y seguros para el campesino, y para las familias de nuestros barrios.

Exigimos tierras para los pueblos originarios. Tierras y oportunidades reales de desarrollo, y libertad para el desarrollo que ellos quieran darse.

Sólo devolviendo lo que les quitó el conquistador genocida y el oligarca local podremos promover la hermandad de los pueblos de Sudamérica para empezar a luchar por una amistad duradera, con las mismas raíces, haciendo de Sudamérica una sola patria grande para todos con igualdad de oportunidades.

NO al fraude de la deuda externa

La deuda externa fraudulenta es un parásito que nos inocularon los usureros del planeta Tierra, junto con los dictadores y corruptos que están a su servicio. El pueblo no es culpable. Y el pago de esa deuda fraudulenta es una grave traición a la patria. Algunos de nuestros legisladores provinciales son cómplices al permitir esta sangría.

Compañeros, hoy más que nunca exigimos que no se pague un peso más por nuevos canjes de deuda, que frenen hoy mismo ese sangrado que provocan los usureros de afuera y de adentro. Ese sería un verdadero gesto en homenaje a los patriotas de Mayo. Y hay autores e investigadores muy serios y comprometidos que ofrecen caminos legítimos y legales para iniciar una nueva etapa que haga justicia.

Fuera multinacionales.

En el aniversario de la Patria exigimos que los gobiernos nacionalicen las riquezas mineras y petroleras. Los más obligados a revertir el nefasto proceso de privatizaciones son aquellos colaboracionistas de las privatizaciones, principalmente de YPF y otras grandes empresas del pueblo.


Las multinacionales y los grupos concentrados nada tienen que hacer en la Argentina , y menos manipulando nuestras riquezas estratégicas. Por eso, en el bicentenario decimos ¡FUERA multinacionales! ¡Fuera de nuestros subsuelos, nuestras tierras, nuestros mares, nuestros bancos, nuestros puertos!

¡Fuera multinacionales de nuestra producción, de nuestro comercio! Las multinacionales son una plaga voraz, y se expresan muy bien en la expansión que pretenden sus hipermercados en Paraná y otras ciudades de Entre Ríos y la Argentina. ¡Fuera cadenas concentradas!
En Entre Ríos, dar el casi monopolio de los combustibles y de la banca a una sola empresa es una burla. La paciencia es una virtud que queremos cultivar, pero la violencia de la concentración de las riquezas nos exige poner en práctica otra virtud: la justicia.

Mientras el poder entrega los resortes de la economía a un puñado de sabandijas, la provincia sigue expulsando a sus hijos por falta de oportunidades. En este Bicentenario rendimos, entonces, un justo homenaje a los hermanos desterrados por el sistema y nos comprometemos a trabajar para revertir ese proceso de expulsión.


Los paranaenses nos encontramos con una ciudad plagada de parásitos que succionan los frutos de nuestro trabajo. Bancos, hipermercados, shopping, grupos concentrados de diversos rubros, parecen embretarnos en un destino de decadencia. Nosotros no naturalizamos este estado de cosas.

En esta fecha nos está prohibida la mentira y las medias letras. Por eso diremos que los poderosos del país, son responsables personales y como clase, de las violencias pasadas y presentes, y de las violencias que están ejerciendo sobre la comunidad, que pueden desembocar en nuevos modos de violencia defensiva. En este aniversario el pueblo está MAL. Pero no está RESIGNADO. Eso significa que estamos con ánimo. Como verán, somos piedras en sus botas.

Por un ambiente sano.

Hay que terminar con las contemplaciones con aquellos que dañan la diversidad natural y cultural, y los que promueven el monocultivo, ensucian el agua, el aire, el suelo. No más miramientos con los que ponen en riesgo la salud de nuestros niños y el futuro de nuestros pueblos. Las luchas de nuestros vecinos por la presencia de agrotóxicos, pasteras, deshechos en nuestros cursos de agua, e intentos de represamiento, nos muestran caminos que no deben menospreciarse.

También hay que terminar con los planes educativos que nos alejan de nuestro sistema natural y cultural con el fin premeditado de convertirnos en ignorantes y en impedirnos que defendamos lo que es nuestro.
Estamos junto a la diversidad natural y cultural, estamos por el respeto a nuestras identidades, por la ocupación de las riquezas en el trabajo de las mayorías, no en beneficio de los explotadores de siempre, que son gobierno.

Por eso, y porque tenemos en claro el derecho a la salud, nos negamos a que nos rieguen con venenos para un sistema que nos hace cada vez más dependientes y adherimos al grito Paren de Fumigar.

Por la solidaridad

En esta Entre Ríos que es madre, con otras regiones, del cooperativismo sudamericano, denunciamos hoy que los gobiernos no cumplen su deber de promover la economía solidaria; practican el soborno con muchas cooperativas grandes, medianas y pequeñas, y tienen planes que llaman cooperativas pero no lo son. Así provocan mayor confusión.
Los pueblos que creemos en otro modo de vida y vomitamos el individualismo y el consumismo y la inequidad no estamos sólo celebrando el 25 de Mayo: lo estamos recordando y estamos despejando sus propósitos para tomar conciencia de nuestras deudas, y de la diferencia de aquellas metas con la ruina a la que nos empujan los poderosos.
Miles de entrerrianos y millones de argentinos no pueden desarrollar sus familias bajo un techo digno, o buscan vivir como pueden y lo hacen hacinados en casas imposibles. Allí sólo encuentran problemas sociales, hambre, miserias, dependencia y droga.
Eso ocurre porque asociaciones ilícitas se quedan con las casas que el pueblo pagó.
Los sin techo tienen, por eso, derecho a reclamar un techo. Incluso derecho a quitárselos a los que se los robaron con licitaciones truchas, con manejos fraudulentos, con amiguismos y corruptelas de toda índole o malgastando los frutos de los esfuerzos del pueblo.

Afirmamos aquí que el trabajo y el techo son derechos que la Constitución misma reconoce, y que deben aplicarse.

Vigencia del federalismo

Respecto de nuestra organización política, creemos que si miles de entrerrianos, orientales y argentinos perdieron la vida para darnos un sistema federal, no pueden venir cuatro soberbios a cambiarnos el sistema para su conveniencia, para manejar nuestras vidas desde la metrópolis como si estuvieran en tiempos de la colonia. Y menos aún con leyes impuestas por dictaduras, como es el caso de la coparticipación, y alentadas por los usureros que pretenden cobrarnos deudas ilegítimas.

Muchos de los que llegan a Buenos Aires creen que desde allí se maneja mejor la plata, y se arrogan el derecho de destruir el sistema conquistado. Nosotros respondemos: compañeros, ¡ la Argentina será federal o no será!

Los unitarios no tienen cabida en un país que nació federal y quiere ser federal. El federalismo está en las raíces de nuestra sociedad, es un buen sistema de distribución del poder y las riquezas, y de respeto a la diversidad. Y como si eso fuera poco, lo manda la Constitución.

Las provincias son anteriores a la nación, y no deben ceder sus derechos.

Nos negamos a naturalizar las reelecciones permanentes de los que malvendieron el patrimonio del pueblo, los que dieron al extranjero los resortes principales de nuestra economía, los que se burlaron de nuestra historia federal. Basta de postulaciones de los mismos nombres responsables de la miseria, que se valen de la miseria para sostener sus privilegios. ¡Basta!

Como se puede apreciar, el bicentenario nos encuentra con el espíritu en alto. No es poco lo que ofrecemos. Y confiamos en que los jóvenes sabrán comprender y actuar con sabiduría.

Si nuestros pueblos lucharon contra la monarquía e impusieron la república, en este bicentenario denunciamos también que hay muchos jueces en los más altos estrados cuyas trayectorias resultan incompatibles con la república. En Entre Ríos, los jueces que bastardean la división de poderes tienen que irse. Hay que encontrar nomás el modo.

El bicentenario nos encuentra abiertos al mundo, abiertos para dar, y abiertos para recibir de los pueblos del mundo su cultura, sus deportes, sus artes, sus aportes sociales, científicos, espirituales. Y abiertos principalmente a las culturas de Abya Yala, Nuestra América, que los poderosos tanto desoyeron y maltrataron y tergiversaron durante 500 años.

Tecnología para el hombre

Sólo entendemos una tecnología puesta al servicio de la armonía en la vida del hombre y la naturaleza, tecnología que sea compatible con la vida íntegra y los derechos a la salud, a la alimentación, a la comunicación entre las personas. Repudiamos la tecnología que nos hace sirvientes, repudiamos las voces grabadas en el teléfono de las empresas de servicios que nos maltratan, repudiamos la tecnología que gasta una energía extraordinaria, que a su vez nos exige devastar la naturaleza para conseguirla. No queremos ese desarrollo, nos negamos a servir callados a la destrucción del planeta.
Por si no ha quedado claro, nos declaramos enemigos de corruptos, multinacionales, colonialistas, imperialistas, responsables de la economía concentrada, y exigimos planes acabados para trabajar por la equidad y por la hermandad con todos los pueblos del Río Bravo al Polo Sur.
La paz de nuestros espíritus en nuestra casa grande que es Sudamérica nos da la fortaleza de la unidad y de la solidaridad, condiciones que recibimos como herencia y que debemos seguir conquistando día a día.

En esta unidad, diremos que nuestra economía será sustentable e igualitaria, porque la otra economía que conocemos, la de las deudas y bancas y bolsas, no es más que una expoliación.
El desarrollo de nuestros pueblos se hará muy lejos del consumismo capitalista que nos estrangula, y muy cerca de nuestras hondas raíces culturales universales, profundamente sudamericanas, que nos dan la sabia y la vida.

Cuando el mundo capitalista tiembla, sea en Estados Unidos o Europa, por la crisis de su sistema, y la Argentina y en particular Entre Ríos se ven metidas en ese mundo como proveedoras de comidas para sus chanchos (porque eso es nuestro poroto de soja), el bicentenario nos convoca a descreer de este sistema y a construir otro.

No creemos en gobiernos que nos quieren sostener en una división internacional del trabajo que nos deja como proveedores de alimentos, agua y piensos, invadidos por productos elaborados de afuera. No queremos estar de entrada entre los que pierden, pero además, no queremos correr esa carrera.

Ejemplos de hoy

Tampoco creemos que debamos hacernos expectativas en estructuras ya fracasadas, por eso pensamos que desde las asambleas, desde la militancia y la reflexión honesta, podemos gestar tejidos nuevos. Incluso tomando experiencias o ideas de ayer, para que las luchas se eslabonen.

Las organizaciones de desocupados nos muestran un ejemplo. Las fábricas recuperadas en forma solidaria por obreros, otro modelo extraordinario. Lo mismo, las luchas obreras, las luchas campesinas, las luchas de las pymes, las labores cooperativas, el trabajo honesto de tantos.

Las posibilidades de organizar nuestra fuerza de consumidores, no consumistas, sí protagonistas, para enfrentar con nuestras propias fuerzas el interés espurio de las multinacionales, son todo un desafío. Lo mismo, las posibilidades de buscar modos y medios de comunicación social que no pasen por el tamiz de grandes capitalistas ni por la voluntad del poder gubernamental.
Para todo esto nos debemos un esclarecimiento, una capacitación, una actitud independiente y creativa. Y el poder político debe abandonar el manejo arbitrario de los fondos públicos.

Compañeros: por las independencias que faltan, ¡que vivan entonces los que luchan!

Que vivan los que imaginan modelos alternativos, solidarios, igualitarios, y trabajan para el cambio. Las maestras de la educación libertaria, los docentes que se dan íntegros en el aula y en las calles, las abnegadas enfermeras. Que vivan nuestros obreros, nuestras mujeres y hombres emprendedores, nuestros combatientes. Los desocupados que no se resignan. Los que hacen política y gremialismo y actividades sociales con espíritu de servicio. Que vivan nuestras mujeres y hombres del arte. Que vivan los que enfrentan la discriminación negativa y el maltrato.

Que vivan quienes estudian, piensan, y realizan aportes con honestidad y solidaridad. Los que buscan la verdad y los que están dispuestos a todo por sostenerse en la dignidad. Que vivan nuestros pueblos que buscaron un desarrollo en armonía, sin atropellos.

Los que nos dieron independencia, libertad, federalismo, los que dieron todo por la verdad, por la justicia y el reparto de las riquezas. Los que reconocen a los más desfavorecidos su dignidad y sus derechos. Que vivan los reformistas y los revolucionarios que sabrán derrotar este sistema perverso.

Que vivan los que enfrentan desde sus humildes trincheras, y sin reconocimiento alguno, a la oligarquía. Los pueblos que nos enseñaron a trabajar, a cantar, a resistir con alegría, a amar a nuestra entrañable Sudamérica y a sus pueblos. Que viva la amistad entre nuestros pueblos.

Que viva la clase trabajadora, que vivan nuestros estudiantes.

Que vivan nuestros mártires. Que vivan los que murieron enfrentando al imperialismo en sus tantas manifestaciones. Los que supieron enfrentar, aún a costa de sus vidas, la dictadura sangrienta al servicio del imperialismo. Que vivan los pueblos de Nuestra América Unida y en futura Confederación.
Que viva el pueblo haitiano que nos alumbró el camino, y todos los pueblos que, como Haití, lucharon y luchan por la patria grande.
En el Bicentenario de Mayo, ¡que vivan nuestros pueblos libres! ¡Que viva nuestra conciencia de identidad y de hermandad sudamericana antiimperialista!

En este 25 de Mayo de 2010, hoy más que nunca, PATRIA SÍ, COLONIA NO.

Entrerrianos en Memoria de la Revolución de Mayo de 1810.

En el Bicentenario, 25 de Mayo de 2010.

Firman:

Central de los Trabajadores de la Argentina –CTA- Paraná

Asociación Gremial del Magisterio de Entre Ríos –AGMER-

Corriente Clasista Combativa –CCC-

Asociación Gremial del Magisterio Seccional Paraná

Asociación Personal Superior de la Municipalidad de Paraná -APS

Sindicato Trabajadores Docentes Universitarios (SITRADU)

Asociación Judicial de Entre Ríos (AJER)

Sindicato de Empleadas en Casas de Familias de Entre Ríos

Sindicato Trabajadores Hípicos de Entre Ríos

Sindicato Obrero de la Industria Textil de Entre Ríos

Sindicato Trabajadores Tarjeteros de Paraná

AMMAR

Movimiento de Trabajadores mercantiles y de servicios

Centro de Jubilados y Pensionados de la CTA Paraná

Junta Americana por los Pueblos Libres –JAPL

Centro de Jubilados PARANA

Cooperativa de Trabajo “15 de Febrero”

Proyecto Sur – Entre Ríos

Cooperativa “El Jubilado”

Foro Artiguista Entrerriano

Sindicato Argentino de Músicos (SADEM Entre Ríos)

Junta Interna ATE Hospital San Martín

Jóvenes “Hacia una Constituyente Social en la Argentina ”.

Concejal Emanuel Martínez Garbino, Partido Nuevo Espacio Paraná.
Grupo de Reflexión Ambiental Mingaché, departamento Gualeguaychú.

Proyecto de Extensión por una Nueva Economía de la UNER

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Doscientos otoños y un solo grito (Primera parte)

Qué hay de las huellas multicolores de 1810 en este año 2010

Doscientos otoños y un solo grito
(por Tirso Fiorotto)


Nuevas investigaciones especifican cómo un “zapatismo” panzaverde encarnó la revolución por “tierra y libertad”.

¿No convendrá explicar, en el bicentenario, el zapatismo entrerriano de pura cepa, muy anterior al mexicano? En el origen mismo de la provincia de Entre Ríos debe buscarse un hito en 1810, y se resume en un nombre: Bartolomé Zapata.

Gualeguay exhibe las primeras flores de nuestra revolución. Ese florecimiento de las luchas de las montoneras empezó por allí, sobre los mismos campos floridos de hoy, un tanto cambiados por los cultivos, claro, pero resistiendo como tanta gente en los baldíos, las banquinas, los márgenes, como tantos “arrojados a los caminos” al decir del también gualeyo Juan L. Ortiz.

Sinónimos de convicción y compromiso, Bartolomé Zapata y los primeros revolucionarios criollos entrerrianos podrían considerarse ligados al zapatismo más conocido en el mundo, que hizo eclosión un siglo después con Emiliano Zapata en Morelos, México. Veremos después que por otra parte, el ataque entrerriano y oriental a los realistas, en Gualeguay y en el Grito de Asensio, oxigenó a dos bandas a los revolucionarios de mayo. Zapata y Benavídez anunciaban a Pancho Ramírez y José Artigas.

En la esquina de las calles Artigas y Bartolomé Zapata, en Paraná, los carteles oxidados, descuidados, dan una idea del (mal) trato que el estado les da, en vísperas del 25 de mayo (la foto es del 22) a los dos líderes revolucionarios más notables de la región.

La tierra lo explica

Nuestro territorio había sido repartido en cinco o seis pedazos desde la conquista, lonjas del Paraná al Uruguay, sin escrúpulos, y ese sistema chocó contra los pueblos aborígenes que lo habitaban, y que resistieron durante 300 años en una lucha desigual todavía no reconocida.

Ocultamos sus méritos de ayer y preferimos no verlos hoy, porque si cambiáramos esa actitud mezquina no ganaríamos más que altas responsabilidades.
Más o menos vencidos algunos de estos pueblos (tras varias reducciones, expulsiones y matanzas salvajes desde la llamada “civilización”), el mismo sistema chocó luego contra los propios criollos pobres, que tampoco hallaban un lugar si no era peleando para conquistarlo, disputándoselo a terratenientes santafesinos, bonaerenses, españoles.

Esos criollos bien entrerrianos, que resultaron de una mezcla de charrúas, chanás, guaraníes, guineanos, angoleños, españoles, canarios, orientales, paraguayos, portugueses, brasileños; esos criollos serían la fuente y la masa de las sangrientas luchas que nos dieron independencia y autonomía.

Las conquistas no fueron (lo suele repetir un profesor artiguista en estos días) sólo con los negros aguateros y las negras de la mazamorra que revive la historia oficial porteña en los actos escolares, sino también con los indios y los negros blandiendo lanzas, entregando la sangre que dio color a la bandera federal, de banda roja.

La tierra explica esa centella del Gualeguay, Bartolomé Zapata, que nos recuerda, y no sólo por el apellido, a los llamados neozapatistas tan en ebullición en Chiapas, hoy mismo, y bien expresados por el poeta y pensador guerrillero Subcomandante Marcos.

Botas de terratenientes

Y por qué “zapatismo entrerriano”. Hay que decir aquí que la revolución de Mayo prendió bien en los pequeños y medianos hacendados entrerrianos u orientales, hartos de abusos y zozobras, que ya venían protestando, con mayor o menor energía, por las arbitrariedades del poder de la corona, los terratenientes foráneos y parte de la iglesia.

El panorama lucía similar en las dos bandas del Uruguay. Algunos patriotas porteños comprendieron, incluso, que un tal José Artigas podía ayudar en la revolución por sus contactos con pueblos rurales de la Banda Oriental, ya que los más urbanos, en Montevideo, seguían bajo dominio europeo.

No sabían, tal vez, que los contactos de Artigas avanzarían más, sobre una misma región amplia de pueblos libres, un paisaje que llamaba a su Protector; y que esos contactos ya venían aceitados con pueblos que muchos creían derrotados y apenas estaban, acaso, en retirada: el charrúa, el guaraní.

La revolución, del Río Bravo a la Patagonia, que tuvo alguna expresión también en Buenos Aires en ese Mayo de 1810 que nos convoca, encendió los ánimos por muchas razones en el cono sur. En el caso de Entre Ríos, una causa no menor fue el deseo de los propietarios (hoy diríamos pymes del campo) de quitarse de encima el peso de las estructuras latifundistas.

Hay una línea desde los tiempos de la conquista, pasando por las décadas de la revolución, hasta las inquietudes del siglo XX. Una cadena que llega con sus eslabones hasta el siglo XXI, hasta hoy mismo, y que puede palparse aún en los encuentros más o menos al margen, fuera del poder constituido, y en los encontronazos por asuntos de la tierra que de tanto en tanto vuelven a colocar a Entre Ríos en el centro de la escena.

No es el tema excluyente, claro, pero al momento de pensar un color que tiñera estos 200 años apareció solo, sin forzar nada, la tierra, y en verdad se ha manifestado con crisis periódicas, y en 500 años el problema permanece aún lejos de ser superado.

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lunes, 31 de mayo de 2010

Otro viaje en el tren del doble discurso

Parodia de reactivación ferroviaria

Otro viaje en el tren del doble discurso
(Santiago García)



Esta semana se realizó un viaje desde Concepción del Uruguay hasta Paraná que sólo sirvió para gastar pilas en las cámaras de foto. El gobierno provincial necesitaba meter “como sea” la reactivación del ferrocarril en los festejos del Bicentenario. Sin embargo, los propios funcionarios reconocen la falta de inversión, y una denuncia desenmascaró el peligroso estado en que se encuentran las vías.

Una de las heridas más profundas que dejó el menemismo fue la destrucción del ferrocarril en el interior del país. Pueblos enteros se convirtieron en virtuales desiertos, donde los pocos habitantes que nacen allí están predestinados a partir. Concientes de esta situación, y con la estrategia de diferenciarse de quien supo ser su aliado, el kirchnerismo comenzó con una parodia de reactivación ferroviaria de la mano de Ricardo Jaime, que en la práctica ha tenido muy pocos avances y ha sumado muchos escándalos. Entre ellos se destaca la compra de maquinaría obsoleta a España a precio vil, o el acuerdo con China para la adquisición de locomotoras que podrían fabricarse en nuestro país, en lugar de profundizar la dependencia.

El gobernador Sergio Urribarri, en su afán de ser el mejor alumno de la Casa Rosada , prometió que el tren volvería a circular a lo largo y a lo ancho de la provincia, pero como tantas otras obras del Bicentenario, no se llegó con los plazos. El titular de la Unidad Ejecutora Ferroviaria de Entre Ríos, Carlos Molina, había prometido por Radio Franca que el servicio estaría en funcionamiento para marzo de este año. Sin embargo, entre el viaje inaugural del 19 de diciembre del año pasado y el del 28 de mayo no ha habido demasiados avances. Al contrario, la denuncia de la organización Tren Para Todos desenmascaró el faltante de bulones que sirven para unir los segmentos, y la presencia de zanjas que se taparon con un poco de tierra. En el comunicado de prensa, destacaron que si esto sucede a 2 cuadras de la Estación Concepción del Uruguay “mejor no saber lo que pasa en el campo”.

El propio Molina reconoció en el sitio de información pública de la provincia que “esta iniciativa no ha demandado prácticamente gastos, a excepción del pago de los salarios”. A su vez, le puso un nuevo plazo a la promesa incumplida de marzo: “en la segunda quincena de junio se activa el servicio”, dijo. Para colmo, si los servicios no son diarios, es poco lo que podrán aportar para la recuperación de la economía de los pueblos del interior de la provincia.

Probablemente, el argumento oficial tenga que ver con la falta de presupuesto. En ese caso, la respuesta está en la coparticipación de los impuestos que le corresponden legítimamente a Entre Ríos y que están siendo utilizados, entre otras cosas, para pagar una deuda ilegítima, fraudulenta y contraída por la dictadura. En ese lugar, es donde las mentiras del doble discurso caen como las capas de la cebolla. Una verdadera reactivación ferroviaria, que impacte en la industria nacional, y en el desarrollo del interior del país, es una deuda interna que ni el gobierno provincial ni el nacional parecen dispuestos a pagar.

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