Continuidades y rupturas de una historia sangrienta
Graiver, los Kirchner, Clarín y Papel Prensa
Por Ignacio González Lowy
“Y en un mismo lodo todos manoseaos…” Nunca tan justas las palabras de Discépolo. Mientras se pelean por arriba, para ver quién controla nuestro derecho humano a la información y la expresión, por abajo crecen la bronca y la indignación.
Figurita repetida. Los K eligen, de entre sus enemigos circunstanciales en las peleas intestinas del bloque de los sectores de poder real de la Argentina, el que más les sirve para restar unos puntitos en el ranking del descrédito popular en el que ellos solos se fueron encerrando. Ay, el grupo Clarín. El cuco. Actor indiscutiblemente nefasto de la historia política, económica, cultural y social de la nación. Clarín: Perón es un tirano, Videla un nuevo gobierno, la dictadura un proceso, Duhalde un político de raza y "la crisis causó dos nuevas muertes". Qué fácil es pegarte, Clarín.
Y qué fácil es ridiculizar a una oposición legislativa que desesperada, como si se hundiera el barco, corre a reunirse, acordar y expresarse inmediatamente, ante el avance (desprolijo, sin dudas) del gobierno contra Fibertel. Los mismos diputados y senadores que pueden vivir 115 años y morirse viejos, lúcidos y en una estancia de la pampa grande, sin decir ni media sílaba sobre los obreros perseguidos por sindicalizarse, los manoseados usuarios de los “servicios públicos” privatizados o las cotidianas violaciones a los derechos humanos que representan el hambre y la salud enferma, en la Argentina. Esos mismos legisladores, aúllan como lobo herido en el corazón para defender a una empresa multimillonaria perteneciente a un grupo multimedia oligopólico que, de Capital Nacional, sólo tiene la C y la N de Casi Nada.
Ay, Clarín: que tu estridente sonar suene clamando por la seguridad jurídica, cuando nada dijiste de la misma (o peor aún: dijiste loas y aplaudiste) en los tiempos en que la Constitución Nacional estuvo presa y la patria secuestrada; parece un libreto, de humor y del malo, escrito por quienes hoy te condenan.
Una historia sangrienta
Da bronca, a esta altura, tener que aclararlo; pero por las dudas va: absolutamente ninguno de los que sufrieron un solo minuto de torturas en mano de los genocidas, una sola afrenta por parte de la última dictadura que sufrimos los argentinos; ni uno solo de ellos “mereció” ese dolor. La tortura y el secuestro clandestino desde el propio Estado son un método que no se puede justificar con nadie, nunca. Que entre las víctimas de los Videla y los Massera (producto incluso de sus propias “internas”, que no fueron pocas ni suaves y gentiles), se hubieran colado a veces algunos malandras, algún agente de los “servicios”, algún asesino, diversos amigos de diversos imperialismos; no modifica un ápice el carácter de la dictadura. La misma fue, y será por siempre en nuestra memoria y nuestra condena, lo que fue: asesina, genocida, terrorista, corrupta y antipatria.
Aclarado esto, podemos entonces también aclarar: la historia de Papel Prensa está escrita con sangre, no desde 1976, sino desde su nacimiento. Mientras miles de jóvenes luchaban y daban hasta sus vidas (por las dudas: el Cordobazo no fue un debate en un café literario de calle Córdoba) contra las garras de las dictaduras de Onganía primero, Levingston y Lanusse después, el “grupo fundador” de Papel Prensa accede a su propiedad a través de acuerdos espurios con el gobierno de facto. Así lo señala el dictamen que emitió la Fiscalía Nacional de Investigaciones Administrativas el 29 de febrero de 1988, indicando que Lanusse había hecho abuso de autoridad y malversado caudales públicos al entregar la empresa Papel Prensa S.A. a César Civita, Alberto Doretti, Luis Rey, editorial Abril.
Tres años después, este grupo inicial era ahogado financieramente por el Ministro de Economía José Ber Gelbard, en 1973. Así, el “Dudi” Graiver, que había sido secretario del Ministro de Bienestar Social Francisco Manrique, en la dictadura de Lanusse, y que llegó a tener como secretaria privada a la propia hija del ex presidente de facto, y con indisimulable solución de continuidad se codeaba luego con Gelbard; se frotaba las manos preparando el negociado con el Estado que se cristalizaría en la compra de Papel Prensa en diciembre de ese año. Esa compra fue casi tan “legal”, “transparente” y “consensuada”, como la de Clarín, La Nación y La Razón a Graiver tres años después.
Que la presidente CFK no sólo se olvide de contar esto, sino que incluso elogie el desarrollismo, la visión de país, y las políticas económicas del presidente de facto Agustín Lanusse (aclarando luego que no lo elogia), es previsible. Lo que la presidenta no quiere contar es que en esta historia, la de Papel Prensa, no hay “buenos” y “malos” (como parece pintarlo) sino distintos grupos de aves de rapiña, respondiendo a distintos digitadores, desde Washington hasta Moscú, luchando por el botín. Y, en esta historia, por ejemplo, así como hubo banqueros y financistas como Graiver que terminaron como terminaron, hubo abogados reyes de las hipotecas, como Néstor Kirchner, que también terminaron como terminaron. No hubo dos demonios: frente a la dictadura hubo miles, decenas de miles de jóvenes y adultos argentinos, que defendieron con uñas y dientes, aún en las salas de torturas, sus banderas, sueños y proyectos de un país mejor, en el que ni las águilas de Massera y Camps ni los buitres de Videla y Viola pudieran saquear nuestras riquezas como finalmente lo hicieron. Que en las “internas” de los dictadores a algunos les tocara repetir y pedir postre (Clarín, La Nación) y a otros caer rápido en desgracia (La Opinión, del grupo Timerman); no salva ni a unos ni a otros de ser cómplices de esa historia que hoy les resulta tan barato clasificar de trágica y dolorosa.
Business are business
El “Dudi” Graiver, siniestro personaje, creció de la mano de Lanusse primero y de Gelbard después. Con este último promovió la fraudulenta, corrupta y delictuosa operación de compra, por parte del Estado Nacional, de la empresa de provisión de electricidad Ítalo. Esta operación, que fue desarticulada (como la de Aluar) por el gobierno de Isabel Martínez de Perón (lo que le costaría a Gelbard su puesto ministro), luego se concretaría de la mano de la Junta Militar en 1976. Graiver fue, también, operador financiero de Montoneros, mientras participaba de reuniones con José Alfredo Martínez de Hoz (en 1973), a cuyo socio y primo, Pedro Martínez Segovia, le dio la dirección de Papel Prensa entre fines de aquel año y principios de 1977. Además, hizo migas con el General Viola y con el General Videla, según declarara en enero de 1984 su ex socio Jacobo Timerman (que de esto sabía: fue el fundador del periódico La Opinión, diario al que, mientras existió, contando el de Onganía primero y el de Videla después, no le quedó Golpe de Estado por apoyar y promover). El secuestro de Juan y Jorge Born por parte de la organización Montoneros, en 1974, no sólo sirvió para darle letra a los golpistas que preparaban la peor de las dictaduras que nuestro pueblo sufrió en su historia; también reportó 60 millones de dólares por el rescate que, entre otros, administrarían “Dudi” Graiver y Mario Montoto (hoy representante en la Argentina de la fábrica de armas rusa Rosoboronexport, organizador de grandes negociados –que ni Clarín ni Página 12 jamás denunciarán- con la ministra Garré, y dueño, junto con el vaciador de empresas Taselli, de Materfer, la fábrica a la que Urribarri le compra los trenes).
Pero no es éste el origen del salto a la riqueza extrema de Daniel Graiver, sino su carácter de testaferro de sus verdaderos jefes: empresarios y jefes de gobiernos (esos que hoy ya no está de moda llamar imperialistas) de Moscú y diversas capitales europeas. Sólo así se puede entender cómo Gelbard (otro gran testaferro) pasó “de vendedor de corbatas en el norte a rey del aluminio en el sur”(*) y Graiver, en sólo cinco años, pasó de una pequeña inmobiliaria platense a “la cumbre del mundo financiero y empresarial, en el país y el extranjero: dos bancos en EEUU, uno en Bruselas y otro en Suiza.”(*) Citar la cantidad de empresas (de diversos ramos) de las que llegó a ser “dueño” o accionista haría demasiado extenso y tedioso este artículo.
Pero en enero de 1976, mientras manejaba millones de dólares en cotidianas operaciones comerciales (casi todas ellas turbias y fraudulentas) y se paseaba como empresario exitoso de Bruselas a Nueva York; se firmó el divorcio de Graiver y su primera mujer, y ésta recibió menos de 10.000 dólares. Si existiera una carrera universitaria para ser Testaferro, Yabrán habría sido aprendiz al lado de Graiver y de Gelbard, quienes allí habrían merecido un doctorado Honoris Causa.
Traidores
Tanto la oscura muerte de David Graiver como las torturas, los secuestros y las desapariciones vinculadas a la “venta” de Papel Prensa a los diarios Clarín, La Nación y La Razón (con el Estado Nacional como socio minoritario); son causa más que suficiente para objetar sin condiciones la propiedad actual de la empresa por parte del grupo Clarín como socio mayoritario. Que los Kirchner se hayan enterado recién hace un par de años del carácter antinacional del grupo mediático, al que hasta hace poco beneficiaban y apoyaban; es harina de otro costal.
Hace 34 años, Graiver cayó en desgracia cuando Papel Prensa quedó en la pinza de las internas entre la facción de Videla y Viola, y la camarilla de Massera, Camps y Etchecolatz. Del mismo modo, el grupo Clarín aparece hoy como el archienemigo de los K, cuando en el 2003 había ayudado a Néstor a ser presidente (de la mano de Duhalde, ¿se acuerdan?) y ese mismo año aplaudía el religioso y “responsable” pago de la deuda externa por parte del santacruceño. Éste, luego le pagaría a Magnetto por los servicios prestados con el decreto 527/2005 (prorrogando por 10 años sus licencias de radio y TV) y autorizando la fusión de Multicanal y Cablevisión, una semana antes de dejar la presidencia. En ambos casos, las decisiones implicaban multimillonarias ganancias para el grupo empresario que todavía no era, para Néstor y Cristina, ni cómplice de la dictadura, ni socio de los sojeros, ni monopolio, ni oligarquía. Hay que ver, dicho sea de paso, si el “investigar a fondo los negociados del Grupo Clarín” que promueven los K actualmente, incluirá los negociados con el gobierno de Néstor.
Entonces, así como los principales dirigentes de Montoneros, al organizar el “Operativo Dorrego” con Viola, y al “bancar” a Cargagno, jefe de la represión en el Cordobazo, y a Harguindeguy (que sería Ministro del Interior y jefe de la Policía Federal de Videla), traicionaban a los miles de militantes que se jugaron el pellejo por un país que soñaron más justo y soberano; así como la dictadura traicionó a los Graiver; así como lo hizo Kirchner con Menem (al que llamaba “el presidente que más ayudó a Santa Cruz”) y con Duhalde; así también Clarín los traiciona hoy a los Kirchner y los Kirchner lo traicionan a Clarín. “Y en un mismo lodo, todos manoseaos…”
Hoy, el gobierno favorece a Telecom (el amigo Werthein, agradecido) y Telefónica, al anular la licencia de Fibertel sin promover antes una política que evite que la enorme clientela del servidor de Internet del Grupo Clarín vaya a caer en las garras de esos otros dos grupos oligopólicos. ¿Cuánto tardarán en traicionarlo? Habrá que ver y apostar, cuando el gobierno de los K se venga a pique, cuánto demorarán en soltarle la mano sus hoy aliados de Europa… ((Dicho sea de paso: que alguien le avise a CFK que si sigue insistiendo tanto con eso de que “el poder real” lo tiene Clarín, ¡no van a poder contener a todos los que sigan a Alberto Fernández, Martín Redrado, Roberto Lavagna y Julio Cobos –sólo por ejemplo- en eso de pasarse de un salto al otro lado!))
La disputa de fondo
La disputa de fondo no es la que se da en las tapas de los diarios y en los discursos en cadena nacional, entre el gobierno y Clarín. Que el monopolio de los medios de “comunicación” lo tenga Clarín o que lo tengan los Kirchner, a los millones de trabajadores argentinos que a duras penas llegan a fin de mes no les modifica nada. No hay aquí una disputa entre lo público y lo privado, entre el Estado Nacional benefactor y los empresarios capitalistas depredadores. Al modelo de “comunicación” democrática y popular que plantean los Kirchner no hay que buscarlo en los discursos: ya existe en Santa Cruz.
Hay censura y ataques a la libertad de prensa cuando Magnetto “desaparece” de la agenda mediática a los referentes y a las organizaciones con cuyos intereses no coincide, así como cuando la viuda de Noble, desde el grupo Clarín (controlador actual de Papel Prensa), decide a qué diarios le vende papel y a cuáles otros obliga a pagarlo hasta un 30% más, a precio de importación. Pero también hay censura cuando, en Santa Cruz, el periodista que no sea “pingüino” no consigue, aprietes varios de por medio, ni un espacio semanal en una FM ni canjes publicitarios con la verdulería del barrio.
Dicho de otro modo: que Papel Prensa sirva a Clarín y a sus socios para sostener sus intereses (siempre antipopulares y antinacionales); o que Papel Prensa sirva a Néstor y Cristina para vender Página 12 a $0,25 y contarnos a todos, todo el tiempo, que la minera canadiense Barrick Gold es una PYME progresista, vanguardista y desarrollista; a las vidas de los maestros, los jubilados, los obreros metalúrgicos y los estudiantes argentinos… no les cambia absolutamente nada.
Estar atentos, informarnos más allá de lo que el gobierno y Clarín nos dicen, ayudar a desarrollar medios por fuera de ambas “garras”, difundir las voces que ambos grupos ocultan, fortalecer las comisiones internas y las posiciones combativas y autónomas de la patronal en los gremios de los trabajadores de prensa; son todas tareas que nos tocan, al conjunto de los argentinos, que sí tienen que ver con la disputa de fondo. Ahí está parte de la pelea, ya no “entre los de arriba”, sino entre el pueblo argentino y los que siempre le mintieron y le van a seguir mintiendo. No confiar en ellos es un buen primer paso. Porque, y eso sí que los argentinos lo sabemos, la traición es, entre muchas otras cosas, una enfermedad incurable.
(*) Todas las citas: El caso Graiver, Irene Capdevila, Ed. Agora.
“Ay, el grupo Clarín. El cuco”.
ResponderEliminarTomo para mi comentario una frase de tu interesante artículo Ignacio González Lowy. Lo que no me cierra es a qué apunta en última instancia el artículo. Si vas por Clarín o por los K. Te cuestiona alguien que ya ni casi “peina canas” y vivió muy de cerca la historia argentina desde la década del 40, indirecta y directamente. Me repudre cuando se hace mención muy livianamente a los torturados, violados, asesinados y desaparecidos. Una cosa es vivirlo y otra declamarlo en nombre de. Nuestros encarcelados, torturados o desaparecidos fueron seres reales, de carne y hueso, con defectos y virtudes, con aciertos y errores, desde la Libertadora hasta la de Videla y sus secuaces. Porque la revolución es una construcción permanente, siendo el ejemplo más claro la cubana. Ella, la revolución, se construye en función del hombre que somos, es como la definición que hace Eduardo Galeano de la Utopía. Si partimos de esa premisa podemos tal vez concluir acertadamente, de lo contrario, nos quedaríamos con la inacabable puteada de que todo siempre está mal. Dejo picando finalmente lo que, a mi humilde entender suena más coherente y son dos partes de tu, repito, interesante artículo. Estoy sí de acuerdo con la última reflexión, por eso transcribo ambas. Gracias.
“Da bronca, a esta altura, tener que aclararlo; pero por las dudas va: absolutamente ninguno de los que sufrieron un solo minuto de torturas en mano de los genocidas, una sola afrenta por parte de la última dictadura que sufrimos los argentinos; ni uno solo de ellos “mereció” ese dolor. La tortura y el secuestro clandestino desde el propio Estado son un método que no se puede justificar con nadie, nunca. Que entre las víctimas de los Videla y los Massera (producto incluso de sus propias “internas”, que no fueron pocas ni suaves y gentiles), se hubieran colado a veces algunos malandras, algún agente de los “servicios”, algún asesino, diversos amigos de diversos imperialismos; no modifica un ápice el carácter de la dictadura. La misma fue, y será por siempre en nuestra memoria y nuestra condena, lo que fue: asesina, genocida, terrorista, corrupta y antipatria.
Aclarado esto, podemos entonces también aclarar: la historia de Papel Prensa está escrita con sangre, no desde 1976, sino desde su nacimiento”.
“Estar atentos, informarnos más allá de lo que el gobierno y Clarín nos dicen, ayudar a desarrollar medios por fuera de ambas “garras”, difundir las voces que ambos grupos ocultan, fortalecer las comisiones internas y las posiciones combativas y autónomas de la patronal en los gremios de los trabajadores de prensa; son todas tareas que nos tocan, al conjunto de los argentinos, que sí tienen que ver con la disputa de fondo. Ahí está parte de la pelea, ya no “entre los de arriba”, sino entre el pueblo argentino y los que siempre le mintieron y le van a seguir mintiendo. No confiar en ellos es un buen primer paso. Porque, y eso sí que los argentinos lo sabemos, la traición es, entre muchas otras cosas, una enfermedad incurable”.
Roberto Arce
Estimado Roberto: desde ya, agradezco tu interés y el que escribas con lo que te interesa aportar para el debate. El único problema es justamente ese: no veo el debate. Las dos cuestiones que planteás como posibles "diferencias", si no entiendo mal, están respondidas en la nota. Respecto de "Si vas por Clarín o por los K", todo lo que dice debajo del subtítulo "La disputa de fondo" responde a esa cuestión. Y, de última, lo dice ya el copete: "Mientras se pelean por arriba (...) por abajo crecen la bronca y la indignación". Las críticas no son sólo críticas sino que también hay una apuesta (nuevamente coincido con vos en eso de que solamente señalar lo negativo no sirve): el último párrafo está dedicado exclusivamente a señalar en qué luchas creo que está el camino para zafar del corsé de la dicotomía "Clarín o el gobierno".
ResponderEliminarAhora bien, respecto de que te "repudre cuando se hace mención muy livianamente a los torturados, violados, asesinados y desaparecidos"... ¡¡a mí también!! Por eso digo en la nota: "No hubo dos demonios: frente a la dictadura hubo miles, decenas de miles de jóvenes y adultos argentinos, que defendieron con uñas y dientes, aún en las salas de torturas, sus banderas, sueños y proyectos de un país mejor, en el que ni las águilas de Massera y Camps ni los buitres de Videla y Viola pudieran saquear nuestras riquezas como finalmente lo hicieron." ¿No coincidimos en eso?
Roberto: de nuevo gracias por el debate, pero en serio creo que tenemos que proponernos pensar esta historia más allá de la dicotomía de turno, impuesta desde arriba, "Clarín o el gobierno". Y, dicho sea de paso, en esa dicotomía, quien usa "livianamente" la cuestión de los derechos humanos no soy yo, ni seguramente vos, ni la mayoría de los cumpas de a pie que recordamos los sufrimientos de nuestro pueblo, pero seguimos peleando porque ni un "miligramo" de su dolor haya sido en vano. En mi opinión, que desde ya podés no compartir, tocar "livianamente" este tema es, por ejemplo, hablar de derechos humanos y "embellecer" la dictadura de Lanusse, como hizo nuestra presidenta. Sé que coincidirás: por los caídos en Trelew, no más y para empezar, no podemos ser tan "livianos"...
De nuevo gracias y que sea hasta pronto, Ignacio
Creo que el error que se sigue cometiendo es quedarse solamente declamando el pasado sin encarar una autocrítica en serio. Insisto que la revolución se construye minuto a minuto, poniendo lo que hay que poner, en el lugar que nos toca y con los protagonistas del momento. Dejar de mirar un poco hacia los costados para mirar al frente. Plantear la dicotomía Clarin vs. Gobierno distrae y confunde todo. Se parece tanto al discurso de la derecha que ya ven “chavistas” en los pibes que toman escuelas en la ciudad de Buenos Aires o hacerse el Longobardismo de “¿no tenés acaso que estar estudiando vos?”, pegando a estos chicos que miran azorados a gobernantes inescrupulosos que se guardan la guita sin ningún tipo de pudor. Alguien podría ponerse equidistante de la lucha “oficialismo” – oposición”, para avanzar en la construcción de un nuevo paradigma? Me asusta la “izquierda” que no ve la resistencia de la derecha por avanzar, exhibiendo como trofeos a los “opositores”. Están allí el resultado de las elecciones de junio/2009 donde casi lleva el triunfo la derecha, o la mesa de enlace que pudo más en la pulseada por la 125 que los verdaderos trabajadores del campo, o las trabas a la ley de medios que sigue estando sujeta al arbitrio de algún abogado o juez venal, como Ricardo Monner Sans que cuestiona ahora el voto de la senadora correntina Dora Sánchez con la esperanza que se torne inaplicable, etc, etc.
ResponderEliminarLa verdad que no sé si hilar tan fino es complicado, creo que para vos no. Si miramos el cambio político en Latinoamérica, que es un rompecabezas que se va armando de a poco, “usando” al máximo ese espacio de libertad que tenemos, y con esa base vamos construyendo un mensaje que reúna las fuerzas en serio progresista.
Por la propia intolerancia y fundamentalismo exhibido entre las agrupaciones populares por querer “parecerse” más popular que la otra, nos costó sangre sudor y lágrima y más de 30 mil desaparecidos. Es hora de juntar. Hay que parar de dividir. Eso ya ocurrió y seguimos lamentándolo. Los cuadros clarificados recordemos son pocos y el “pueblo” es muy heterogéneo y continúa confundido. No seamos responsables de aumentar la confusión justamente aquellos que nos consideramos clarificados.
Por eso para finalizar, reitero que el debate que nos merecemos no se reduce al título de la nota, porque no me siento tan mezquino. Nos merecemos el gran debate de las ideas y no de los actores circunstanciales de esta historia presente. Gracias nuevamente por aceptar este intercambio de palabras. Roberto Arce
Estimado Roberto, nuevamente saludo el debate. Pero, justamente por respeto a este intercambio de ideas, contesto reconociendo también aquellas cosas en las que no coincido. Por lo pronto:
ResponderEliminar- coincido en la necesidad de romper con la dicotomía "Clarin vs. Gobierno" que, como vos decís, "distrae" (yo no diría "un poco"). El problema es que el que la plantea es justamente el gobierno. ¡La nota apunta a desnudarla como falsa! El título no lo refleja, es cierto. Asumo lo que me toca: a veces el título no es más que un gancho para que los interesados en el tema se sumen a la lectura; ¡pero la nota tiene casi 2.500 palabras y están en su mayoría destinadas a plantear que "la disputa de fondo" no pasa por ahí!
- respecto de los "pibes que toman escuelas en la ciudad de Buenos Aires"; coincido en todas tus apreciaciones. Y sumo: mañana en la Escuela del Centenario, en Paraná, los gurises hacen una sentada por asuntos similares a los porteños. Al final, Macri y Urribarri en algunos puntos se tocan...
- Respecto de que "el “pueblo” es muy heterogéneo y continúa confundido", y el rol de las "agrupaciones populares"; no puedo hacer más que aclararte que al menos desde este sitio no vamos a hacer más que, siempre, alentar las experiencias que tiendan a la unidad: multisectoriales, asambleas, etc. En lo que sí no coincido es en que esa "unidad" tenga que quedar entrampada en la disputa "gobierno / oposición de derecha", como vos la llamás. Entre otras cosas, porque creo que hay sobrados motivos para calificar, en lo económico sobre todo, también como de derecha a este gobierno. Las notas de Río Bravo (sobre trenes, frigoríficos, megaobras, petróleo, etc.), así lo han (a nuestro modo) venido demostrando.
Desde ya, gracias de nuevo por la crítica, porque veo que es con "buena leche" y que, estoy seguro, muestra más coincidencias que las que a simple vista el intercambio parece reflejar. Saludos, Ignacio González Lowy
Creo interesante este intercambio epistolar porque la nota así amerita. Es bueno encontrar en este difícil camino de comunicación, voces y posiciones coherentes. Me llama sí la atención que otros lectores que me mandaron la página con tu artículo no se hayan tentado a intervenir también. Te aclaro que aún no me satisface o no me queda claro creo CÓMO ENCARAR UNA ALTERNATIVA sin involucrarse con la realidad de los posibles referentes. Pero bueno, tal vez pida demasiado. Lo que pasa es que en aquellas áreas que considero urgente intento materializarlo, pero en la actividad política veo todavía mucho personalismo, buenos discursos pero sin eco en la población. De nuevo, gracias por aceptar este cambio de ideas y adelante. Roberto Arce
ResponderEliminarIgual Roberto, gracias a vos y seguro seguirá con otras notas y aportes. También nos pasa que compañeros y paisanos que han hecho comentarios por otras vías, como el correo, sobre ésta y otras notas, luego "no se animan" (¿?) a plantearlos aquí... que sirva para romper el hielo, ojalá. Saludos y hasta pronto... Ignacio.
ResponderEliminarNobleza obliga, ya esta nota más comentarios los leo en mi programa de radio, debo canalizar una pregunta al señorIgnacio González Lowy que me formuló un oyente: "¿Cuál es el país ideal del autor de la nota?". Tal vez, sin abusar de su paciencia, mi oyente tenga su respuesta. Gracias.
ResponderEliminarRoberto Arce
Hola Roberto, te agradezco la pregunta, que por supuesto esconde también una opinión (del oyente). No quiero abusar de tu programa, pero si existe la posibilidad de contestar, aprovecho.
ResponderEliminarEstoy convencido, y sé que no soy el único, de que uno de los triunfos más importantes por parte de quienes rifaron el país (dictadura y menemismo, sólo por ejemplo, mediante) es el de haber instalado entre nosotros el escepticismo, el convencimiento de que "más no se puede", de que tenemos que quedarnos siempre con el "mal menor". Y creo que de ese sentir se nutre en gran medida el apoyo de ciertos sectores al actual gobierno nacional.
Néstor Kirchner y Cristina Fernández no son extraterrestres. Mientras nuestro petróleo se remataba, a muy bajo costo, condenándonos a la dependencia de un modo en que pocas otras medidas lo hicieron; ellos eligieron qué lugar ocupar: estaban haciendo lobby para que el petróleo se remate. Hoy, mientras por un lado despotrican contra "los sojeros", en sus 7 años de gobierno generaron políticas que multiplicaron el mar de soja y la tendencia al monocultivo en la Argentina como ningún otro gobierno lo hizo.
¿Cuál es el país ideal? Uno en el que los trabajadores, estudiantes, jubilados, comerciantes, pequeños productores, etc.; no tengamos que conformarnos con perpetuar el mismo sistema económico injusto que conocemos, pero aplaudir al gobierno "que nos lo cuenta más lindo". No es mucho pedir y creo que no es ningún ideal, eso existe. Río Bravo está lleno de notas (son, quizá, la mayoría) en las que contamos las experiencias de aquellos que deciden diariamente pelearla y seguir resistiendo y seguir avanzando para que algún día no haya grupo monopólico (ni "K" ni "Clarín") que nos pueda imponer qué tipo de país tenemos derecho a construir, y cuál tenemos derecho a soñar.
Espero no haber abusado de su tiempo. Muchas gracias de nuevo, Roberto, saludos; Ignacio.
Coincido plenamente con el pensamiento del Sr. Roberto Arce. Tal como comenté en otro sitio donde leí el artículo de Gonzalez Lowy, creo que estamos ante una oportunidad histórica de construir el modelo de país que queremos y que, quieran o no, fueron los gobiernos de los Kirchner los que abrieron este debate que parecía cerrado. Con errores y demoras, pero con varios aciertos también, estas dos últimas gestionen se arriman un poco al modelo de inclusión y justicia social que llevó adelante la presidencia de Perón entre 1945 y 1955. Respecto a esto último, no es un dato menor mencionar que aquel gobierno también lo volteó una dictadura militar con el sólo motus ideológico de imponer a la fuerza un modelo económico antipopular.
ResponderEliminarVolviendo al artículo en cuestión, el cual también me parece interesante aunque las conclusiones que saqué son las mismas a las que arribó Roberto, cuando se habla de traición me parece que esta no es tal cuando se trata de darle la espalda a cipayos cívico-militares y/o coporaciones amantes de la crematística. Me parece que la única traición que cabe en la política es la traición al pueblo; algo de lo cual tenemos sobrados ejemplos y nombres.
UN afectuoso saludos a todos los que opinan.
Ramiro A. Maradey
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