Telecom y Clarín se pelean por mí
Amigos: uno rebuzna, el otro desafina
Daniel Tirso Fiorotto
Semanario La Ciudad, Villaguay
El martes me escribió Ernestina Herrera de Noble, el miércoles me llamó Julio Werthein. La pelea es por el servicio de Internet, pero dice mucho más, y vale conocer quién es quién para no ingresar con candidez en una batalla que no es la nuestra y pecar de paralogismos.
Ella me aseguró que su servicio de Fibertel (internet) funciona, anda bien, es legal y va a seguir a pesar de los embates del gobierno que promete cerrar Fibertel. Él me ofreció su servicio de Telecom que, dice, es mejor, legal, y reemplazará al de Ernestina.
La Noble me escribió una esquelita mediante una solicitada en los diarios, que son su fuerte. Werthein me hizo llamar por teléfono a Paraná por una de sus secretarias. Y lo que digo es la verdad: existió la solicitada la semana pasada, recibí el llamado un día después.
Como si fuera una tercera posición, el gobierno nacional del matrimonio Kirchner nos quiere dar cátedra sobre oligarcas, a los que supuestamente quiere combatir. Pero se enfrenta con sectores como el Proyecto Sur de Pino Solanas que le dicen que los arreglos de los Kirchner con petroleras, mineras, agroexportadoras, grandes terratenientes, pooles, pesqueras, banqueros, hipermercados, etc., son propios de la más rancia oligarquía nativa.
Y además dicen que el gobierno hace pagar más a los pobres que usan telefonía celular, en telefonía; y hace que, por sus arreglos con empresas concentradas, la garrafa valga 15 veces su precio de costo real, y precisamente los que más usan garrafa son los pobres.
Muchos sabemos más o menos quién es Clarín, con su fuerte presencia con el diario, revistas, canales de tevé, emisoras de radios, servicio de internet, fabricación de papel. Es un grupo concentrado de la Argentina.
El gobierno, que hasta hace poco negociaba con ese grupo y le extendía licencias en forma arbitraria, se peleó y lo atacó.
Ahora, si sacamos a Fibertel (Clarín) de en medio, ¿deberemos aceptar así como así cambiar un grupo poderoso por otro? ¿Qué significa la solicitada de Ernestina, y el llamado de Werthein?
Los del burrito
Veamos quiénes son los Werthein, pues, y constataremos que, con la Noble, forman parte de la oligarquía argentina. Son grupos poderosísimos disputándose los favores del gobierno. Y veremos que esa pelea no es del pueblo, no es una pelea por más soberanía, por más democracia, por mejores salarios, por reparto de riquezas, por dignidad: no, es una disputa entre ricos-ricos que a nosotros no nos debe hacer mella. Y en esta película, los K no son precisamente la víctima…
Si Ernestina hace rato que viene desafinando con su Clarín, incluso cuando era aliada de los K, los Werthein llegan rebuznando con sus tecitos Cachamai. Pero no son nuevos, nada de eso.
Veamos además de los tecitos, qué es lo que tienen los Werthein para ver si se trata de una pyme argentina reemplazando a un grupo concentrado, como pretenden hacernos creer: el grupo Werthein fundado hace medio siglo tiene un jefe mayor, Julio, de más de 90 años. Son dueños de Telecom, una de las empresas más poderosas y oligopólicas del servicio telefónico, y se quedaron con ese servicio gracias a que en los 90 fue privatizado. Dicen los expertos que los W tienen más de 150 mil hectáreas de campo. El gobierno es amigo de los Werthein (el trato entre Cristina y Julio es amistoso), pero acusa a De Angeli de “oligarca”. De Ángeli no tiene ni el 0,00000001 % del capital de los Werthein.
Amigos de todos
Los estudiosos dicen que los W fueron grandes beneficiarios de la dictadura, muy agradecidos a Martínez de Hoz, y beneficiarios de las privatizaciones en los 90, y de la estatización de la deuda externa. Son terratenientes con fábricas de frutas, textiles, bancos, fondos de inversión, negocios petroleros. Radican sus capitales en España, en Suiza. Son la llamada “patria sojera”, son la llamada “patria contratista”.
En un artículo publicado en 2008 por Lucho Aguilar, se despacha el periodista: “Julio presidió el Consejo de Relaciones con EE.UU, la Cámara de Comercio Argentino-Israelí y la Cámara de la Producción Argentino-China. Con el imperialismo yanqui, el lobby sionista o la burocracia restauracionista, sólo se trata de hacer ‘buenos negocios’. Los llaman ‘la nueva burguesía nacional’ pero no son ni nuevos ni nacionales. Hicieron negocios durante la dictadura. Participaron en las privatizaciones y los negociados de los ’90. Están acusados de lavado de dinero y estafar a los ahorristas con el corralito. Ganan millones de pesos por día, con el monopolio de las telecomunicaciones, la especulación financiera, el negocio de la soja y la agroindustria. En definitiva, ganan millones con el sudor de la clase obrera y las penurias populares”.
El listado de propiedades podría seguir. Los W son la oligarquía argentina. Amiga del gobierno que sea, en tanto resulten favorecidos. En este caso, de los K.
La Herrera de Noble desafinando con su Clarín mellado, los Werthein rebuznando con sus tecitos del burrito que fue famoso, dos caras de la misma moneda llamada oligarquía, que en la Argentina tiene una hija muy noble y empacada llamada plutocracia.
Hay un vicio argentino en el que solemos caer muchos: el paralogismo. Un razonamiento falso y cándido a la vez. Por ejemplo: “el enemigo de mi enemigo, es mi amigo”.
Fuera paralogismos: hay enemigos de mis enemigos que son también mis enemigos. Y nosotros no tenemos nada que ver con ellos, sus peleas (W-KK-Clarín) no son las nuestras. Y apenas escarbemos un poco, veremos incluso el parentesco de los fondos de inversión detrás de los grupos Clarín y Werthein. Es decir: la cosa es compleja, la pelea es entre potentados. Ellos no somos nosotros.
El kirchnermenemismo de los W
Julio Werthein, amigo del gobierno kirchnerista, presentaba así a su amigo Carlos Menem: “Explicarles quién es sería una irreverencia total. Es el estadista que nos llevó de la hiperinflación a la estabilidad; de las arcas vacías a tener US$ 35.000 millones en el Banco Central; de una economía cerrada a una apertura total. ¿Qué más puedo recordarles?” (La Nación, 3/2003, según apuntes de Lucho Aguilar, que anota: “Así presentaba, casi extasiado, Julio Werthein a Carlos Menem en un evento al que había invitado a Martínez de Hoz y otros empresarios, para apoyar la campaña del riojano”.
Y sigue: “Es que los W fueron de los primeros que se entusiasmaron con la revolución productiva. La clave fueron los negocios financieros. Los Werthein se quedaron con La Caja de Ahorro y Seguros, que les permitía recaudar y manejar millones de pesos. Se pudo comprobar, por ejemplo, la sociedad de ‘los W’ con Raúl Moneta y el Citicorp en la causa por lavado de dinero. Además, Exterbanca -el banco offshore de la familia- fue por donde pasó buena parte del dinero de los envíos ilegales de armas a Croacia y Ecuador”.
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