miércoles, 14 de julio de 2010

¿Por qué mataron a Zárate y Muñoz?

Crónica diamantina


¿Por qué mataron a Zárate y Muñoz?

Por Amadeo Marrapodi - Río Bravo


Domingo. Lindo día para la pesca, tirar la caña en el puerto y enchastrarse con tripa. Cuatro balazos y dos muertos interrumpen el descanso. No puede ser, esto nunca pasó. Diamante no es la de antes. Todo es por la droga. Llantos que parecen alaridos. Una fila de familiares destruidos en la cochería. Fue el rosarino. Detuvieron a uno, un tal Rojas…

Domingo. Lindo día para la pesca, tirar la caña en el puerto y enchastrarse con tripa. Cuatro balazos y dos muertos interrumpen el descanso. No puede ser, esto nunca pasó. Diamante no es la de antes. Todo es por la droga. Llantos que parecen alaridos. Una fila de familiares destruidos en la cochería. Fue el rosarino. Detuvieron a uno, un tal Rojas, el que estuvo preso ayer y el juez lo largó. Frondoso prontuario y antecedentes penales. Mensajes de texto. Más mensajes y la plaza se llena. Hay que matarlo, encima en la cárcel le van a dar de comer. Que se valla el juez y que se vayan todos. Hay que dejar trabajar a la policía. El comisario es un inútil. Todos saben lo que pasa, quiénes roban y quiénes venden la droga. Con este intendente se llenó de vagos que no trabajan. Leyes más duras. Las leyes no existen. Los jóvenes se van (huyen) a otras ciudades a buscar su futuro. Argentina afuera del mundial y ahora quién la fuma. Antes me sentaba en la vereda y pasaban los de siempre. Ahora se llenó de rosarinos, con el tema del puente. Cuatro pibes siguen saltando con la patineta como si nada. Al lado, unos gatos locos arman un centro cultural donde el municipio quiere poner un casino. La plaza se sigue llenando. Sale el comisario, colorado por su pelo y la situación. Ya tenemos al asesino. El mejor homenaje es seguir trabajando. Un minuto de silencio. La bronca lo interrumpe a los tres segundos. Vamos al juzgado. Bahl: el caso está resuelto. Massuh: el caso está resuelto. Darrichón: el caso está resuelto. Máxima pena. Dos funcionarios que dieron la vida. Nadie se las había pedido. Pagaron las consecuencias del trabajo policial. Nadie les vendió nada. Pistas: el video de la farmacia, medio kilo de marihuana, balas 9mm, unas prendas. Algunos testigos. No tiene dientes. Rojas, con la dentadura de una propaganda de Colgate. Lo indagan, no declara. Arden los teléfonos. Arden los despachos. Último adiós a los policías. Duelo y banderas a media asta. Las pruebas contra Rojas son abrumadoras. El dermotest da negativo. Rojas no tiene ningún antecedente, ni en Rosario ni en Diamante. El día anterior había estado demorado pero nada lo implicaba en nada. Una de las víctimas balbuceó con sangre en la boca: el rosarino. En el bolsillo de Zárate un papel: Julio Ricardo Ferreyra, rosarino. Otra marcha. Vuelco inesperado: otro rosarino, escondido en la isla. Este sí que es. Vínculos con el otro rosarino. Y con el millón que está en la cuna de la bandera, porque son rosarinos. Y Rosario que parece Fuenteovejuna. Ferreyra no tiene dientes y renguea, como se ve en el video de la farmacia. Con más antecedentes que el Gordo Valor. Lo indagan, tampoco declara. Ronda de reconocimiento. Los testigos lo señalan desde atrás de un vidrio. A Rojas lo habrían fajado para el campeonato. Habla su hermana: no denunciamos nada. Habla la poli: está impecable. Habla un abogado: lo denunció la madre en Santa Fe. Ferreyra leproso: amigo del Pimpi Caminos, o verdugo, todavía no se sabe. Ya pocos hablan. Teléfono: nene bajame la nota que se me arma un quilombo bárbaro, pidió/amenazó/suplicó/instó el segundo de la policía entrerriana a un periodista. Procesan a Ferreyra: doble homicidio triplemente calificado. Que le saque una foto al sol para acordarse de cómo era. Rojas de vuelta a casa. Ahora sí las cosas marchan mejor. Ni una autocrítica. Bahl: silencio. Massuh: silencio. Darrichón: preocupado por la interna del PJ y aguante el Pato que viene a anunciar obras. Ruedan las cabezas que tienen que rodar. Ahora sí las cosas están más normales: los pibes o se siguen yendo del pueblo o se siguen hundiendo en el pueblo con la falopa. Nadie más se sienta en la vereda de noche. El que mató a Zárate y Muñoz está preso. Su patrón no. Ahora sí las cosas están más claras. Ya está preso el loquito que mató a dos canas porque llevaba droga. Ahora sí: el caso está resuelto. Está resuelto el quién. No el por qué, que es lo más oscuro de esta historia. Una locura: un fulano camina por la vereda a las 3.15 de la madrugada de un domingo. Un patrullero se detiene para identificarlo. Los dos oficiales se bajan desarmados. Sin mediar palabra el fulano dispara dos tiros a cada uno, escapa con su renguera y tira un bolso con 350 gramos de marihuana. Tal vez por miedo a ir preso por tráfico de estupefacientes. Tal vez para que no le salte el kiosquito de diler que tenía en el pueblo. Por qué, por qué, por qué. Qué locura: no sabía que en Diamante no hace falta matar a nadie para ejercer ese comercio.

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