jueves, 15 de julio de 2010

“Mínimo no imponible: máxima desvergüenza”

Economía


“Mínimo no imponible: máxima desvergüenza”

Daniel Villagra


En esta entrevista realizada por Daniel Villagra, conductor del programa radial Miseria de la Radiofonía, el economista Fernando H. Azcurra ofrece un análisis didáctico sobre las discusiones más candentes acerca del financiamiento del Estado y el aporte que a éste realizan los distintos sectores socioeconómicos de la Argentina. (El programa se puede escuchar los miércoles de 19 a 21 hs., por Radio Cualquiera FM 94.3, Paraná; o en www.radiocualquiera.org o www.rnma.org.ar)

Daniel: Profesor, estuvimos leyendo sobre el pedido de la CGT a la Presidencia de la Nación para que eleve el “mínimo no imponible” para la cuarta categoría de contribuyentes (que finalmente se concretó). Así nos fuimos enterando de que se trata del pago de un impuesto, luego advertimos que era un pago por ganancias obtenidas durante el período anual y finalmente supimos que lo pagan los trabajadores. ¿Qué es esto? Un impuesto a las ganancias que deban pagar los trabajadores, ¿cómo se entiende?
Azcurra: Así es. Entre la tupida maraña de impuestos que establece el Estado para su funcionamiento, hay una primera y gran división: impuestos al consumo e impuestos a la propiedad, que dicho de otra manera serían, el primero, un impuesto al trabajo (que se lo enuncia como impuesto al consumidor: la abrumadora mayoría de los consumidores son trabajadores) e impuestos al Capital.
Daniel: Pero Profesor, acá algo no se entiende: las ganancias son los ingresos que obtienen los capitalistas, ¿por qué tienen que pagar los trabajadores?
Azcurra: Veamos. Los trabajadores obtienen ingresos basados en el trabajo directo y personal, y los capitalistas se apropian de ingresos por la propiedad del capital, esto es, por el trabajo de otros. Por eso los primeros pagan con carácter de impuestos indirectos cuando compran para consumir y los segundos deben “declarar” sus ingresos y deben pagar el llamado “impuestos a las ganancias”.
Daniel: ¿Entonces?
Azcurra: Bien, lo que deberíamos preguntarnos y ¡asombrarnos! es ¿qué está pasando con la recaudación impositiva que los capitales no pagan lo que deberían por ganancias y obligan a que sean los trabajadores quienes lo hagan?
Daniel: Esto parece lisa y llanamente un despojo de los bolsillos de los trabajadores: un Estado ladrón que se hace el distraído con los empresarios.
Azcurra: Es exacto eso. El capital, las actividades empresariales capitalistas productivas y financieras, evaden mediante todo tipo de artimañas legales e ilegales el pago de los impuestos que a ellos los afectan: ganancias, exportaciones, importaciones, sellados, aportes sociales, etc.; y producen un enorme agujero en los ingresos del Estado. En el programa anterior ya nos referíamos a los trabajadores en negro, el que las transacciones financieras no paguen ningún tipo de impuestos, etc. Aquí a lo que yo aludo es a la actividad cotidiana de las empresas, desde el Kiosco más pequeño hasta la gran corporación capitalista: ¡todos evaden! Y cuando no tienen otro remedio que pagar, dibujan sus declaraciones para pagar lo menos posible: esto es “elusión”.
Daniel: Así que no pagan: evaden, eluden, explotan; ¿y entonces?
Azcurra: Y entonces Daniel, el Estado debe recaudar para sus gastos diversos y toma varios caminos: a) emite moneda, b) se endeuda internamente como externamente, y c) busca fuentes directas alternativas: ¡qué paguen quienes no pueden evadir! O sea, la población que sobrevive con un ingreso fijo: su salario. Pues entonces el Estado, que tiene fijado un impuesto para las que se denominan rentas más allá de cierto límite obtenidas por personas individuales (por ejemplo los deportistas que ingresan millones de u$s) lo ha extendido a los salarios más altos de la pirámide salarial de los trabajadores. Mientras, un juez de la Corte Suprema tiene un ingreso de entre 25.000 o 30.000 pesos mensuales, sin embargo no paga este impuesto porque el salario de Juez de la Corte no puede ser gravado ¿Qué tal? Ahora, un empleado privado o estatal que obtenga un ingreso que supere como soltero los $ 5.000 y si es casado los $6.000 para redondear, paga tal impuesto como si fuera una renta no proveniente de su trabajo.
Daniel: Ahora se entiende lo de mínimo no imponible y máxima desvergüenza…
Azcurra: Dicho de esta manera, puede ser que en definitiva nos percatemos de lo repudiable de la situación. El Estado capitalista que se administra para que funcione para los empresarios lo hace con los ingresos que obtiene de los salarios de los trabajadores: o sea, la población es explotada y paga a sus explotadores para mantener el estado de ellos, para que continúe la relación de explotación. Así que quien trabaja y tiene menos paga para que quienes no trabajan y no pagan o pagan poco sigan manteniendo el statu-quo de la sociedad de clases.
Daniel: Estos señores ni siquiera quieren pagar para mantener su propio Estado, quieren que de tales gastos se hagan cargo sus explotados, ¡es el colmo!, ¿o no?
Azcurra: ¡Es el colmo, sí! El colmo de la desvergüenza: ¿no habrá llegado la hora de que los trabajadores empiecen a hacer tronar el escarmiento?
Daniel: Pues, ¡los trabajadores tenemos la palabra! Y sobre todo, ¡la acción! Gracias y hasta la próxima audición.

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